Por qué el ego podría fastidiar el biopic sobre Freddie Mercury

ARTÍCULO DE OPINIÓN. POR ALEJANDRO ARBELO.

Todos los fans de Queen estamos expectantes. Si todo marcha según lo previsto por la banda, en diciembre de 2018 nos enfundaremos nuestra mejor camiseta del grupo y ocuparemos, estremecidos, una butaca en los cines de nuestra ciudad para ver -quién sabe cuántas veces- el esperado biopic sobre la trayectoria de Queen y su añorado líder, Freddie Mercury. Se trata de un proyecto que se ha retrasado en el tiempo más de lo deseable -para mí lo ideal habría sido verla en cartelera con motivo del 40 aniversario del grupo, en 2011, o con ocasión del 25 aniversario del fallecimiento de Mercury, el año pasado-, y que debe, por fin, honrar la memoria de la leyenda de Zanzíbar.

No obstante, a tenor de los vaivenes que ha sufrido la producción con motivo de la elección del actor que habría de encarnar a Freddie en la gran pantalla, y de la concreción del propio argumento del film, me surgen ciertas dudas respecto al producto final. Y es que creo que el ego podría llegar a fastidiar la película… ¿Por qué? Entremos en materia

En 2013, la posibilidad de que el talentoso actor británico Sacha Baron Cohen interpretara a Mercury en la película se esfumó. La intención del protagonista de Borat y El Dictador era desarrollar el personaje de forma fidedigna a lo que fue su vida, con todos sus éxitos y virtudes, pero también con todos sus excesos y aristas…Esta idea chocó de pleno con los restantes miembros de Queen al frente del proyecto, Brian y Roger, quienes pretendían una película más soft, apta para todos los públicos.

El punto de fricción principal entre los músicos y el actor, además de la idea de película en sí, estuvo en el momento de la trama en que habría de narrase la triste muerte de la estrella del rock. Para May y Taylor, habría de contarse en la mitad de la trama, para a continuación repasar cómo la banda se repuso y mantuvo vivo “el legado de Mercury”. “Nadie va a ver una película en la que el protagonista muere de SIDA a la mitad y luego se nos sigue contando qué ocurre con el resto del grupo“, fue la réplica del actor.

Dicho esto, cualquiera de nosotros, fans de Queen, podríamos posicionarnos y argumentar en favor de una u otra postura. La mía es clara: la película no solo ha de entretener, sino que también ha de impactar y emocionar, como siempre lo hizo Mercury. Por ello, sin llegar a realizar un filme que se pueda catalogar para mayores de 18 años, el biopic sí debería contar la vida del músico y cantante, así como de su doloroso final, tal cual fue.

Freddie Mercury vivió la vida con gran intensidad, amaba el show, y, en consecuencia,  la mejor manera de honrarle sería narrando su existencia y obra sin edulcorar, atribuyéndole además, un papel preponderante en todo el argumento. Y es que Queen, más allá de Mercury, nunca fue lo mismo…

Es por ello, en definitiva, que pienso que el ego podría dar al traste con esta oportunidad única, ya que no puedo evitar pensar que los buenos de Brian y Roger pretenden desviar el foco de atención sobre la figura de Freddie y hacerlo girar un poco sobre la suya propia (algo por otra parte, entendible). A mi juicio, no se puede descargar de protagonismo al carismático líder de Queen y desustanciar su vida y la fatal e irreparable pérdida que supuso su muerte. La película sobre Freddie Mercury y Queen no debería convertirse en un producto de Disney