El intérprete de origen egipcio saborea el éxito que le ha brindado su Freddie Mercury en ‘Bohemian Rhapsody’.
LA VANGUARDIA.- Quién iba a decir a Rami Malek que este pasado domingo acabaría subiendo al escenario del hotel Beverly Hilton de Los Ángeles a recoger el Globo de Oro al mejor actor de drama por su interpretación de Freddie Mercury en Bohemian Rhapsody, película sobre la formación del grupo Queen que logró imponerse por sorpresa como mejor filme dramático en la ceremonia que da el pistoletazo de salida a la entrega de premios cinematográficos.
Todas las quinielas apuntaban a Bradley Cooper por su personaje de estrella musical en horas bajas de Ha nacido una estrella, enésimo remake del clásico de William A. Wellman en el que ha debutado con éxito también como director. Pero la carismática y sincera actuación del popular actor de Mr. Robot ha acabado por seducir a la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood después de conquistar previamente a un público entregado por completo al biopic sobre la legendaria banda británica dirigido por Bryan Singer y Dexter Fletcher.
Y es que Malek tiene mucho en común con esa leyenda de la historia de la música que era Farrokh Bulsara, el verdadero nombre de Mercury. Sobre todo en lo que respecta a la confianza ciega en sí mismos y al hecho de ser hijos de inmigrantes. Freddie era británico de origen parsi e indio y Rami nació hace 37 años en Los Ángeles de padres egipcios.
La suya no ha sido una carrera fácil y se ha ido labrando con paciencia un currículum en el que sobresalen especialmente personajes inadaptados y extravagantes enmarcados en un rostro dominado por unos inquietantes ojos saltones. Empezó en el negocio del show business en un rol secundario en Las chicas Gilmore (2004) y se estrenó en la gran pantalla en Noche en el museo (2006) haciendo del faraón Akhmenrah, papel que volvió a interpretar en las otras dos cintas de la saga cómico fantástica capitaneada por Ben Stiller.
Participó en la miniserie de televisión sobre la II Guerra Mundial, The Pacific, producida por Steven Spielberg y Tom Hanks, a quienes impresionó en la piel de un marine sin escrúpulos, e hizo de terrorista que complica la vida del agente Jack Bauer (Kiefer Sutherland) en varios capítulos de 24. Fue el yerno de Philip Seymour Hoffman en The Master e incluso se coló en el reparto de Crepúsculo: Amanecer (parte 2) dando vida a un vampiro egipcio.
Junto a Brie Larson encarnó a un joven poco hablador en la aclamada película indie La vida de Grace, trabajó a las órdenes de Spike Lee en el fallido remake Old Boy y al lado de Aaron Paul era un experto informático en la taquillera adaptación al cine del videojuego Need for Speed. Y de ahí a la fama con otro personaje hábil con el manejo del ordenador, el del hacker Elliot Alderson de Mr. Robot, un tipo solitario y huidizo que le proporcionó ya un Emmy en 2016 como mejor actor en una serie de drama, imponiéndose a favoritos como Kevin Spacey (House of cards), Bob Odenkirk (Better call Saul) o Liev Schreider (Ray Donovan).
Los productores Graham King y Denis O’Sullivan vieron en ese chico escurridizo y depresivo salido de la ingeniosa mente de Sam Esmail al perfecto álter ego de Freddie Mercury cuando por fin la película sobre la formación de Queen iba a tirar adelante tras una serie de contratiempos (en un principio Sacha Baron Cohen iba a ser el cantante, pero no estaba de acuerdo con la visión más light de la vida de Mercury que querían reflejar Brian May y Roger Taylor, integrantes de la banda y coproductores del filme, y salió del proyecto).
Malek se sinceró en el casting admitiendo que no sabía cantar ni tocar el piano, pero deseaba tanto meterse en la piel de ese artista único e irrepetible fallecido en 1991 víctima del sida, que aceptó el reto. Se preparó por completo a un exigente entrenamiento físico, ya que no quería limitarse a imitar, lo suyo tenía que pasar por una transformarse radical. Observó al detalle entrevistas y actuaciones de Freddie.
Tomó lecciones de canto y piano, tuvo un entrenador personal para ayudarle a conseguir con naturalidad los movimientos corporales de la estrella del rock y se colocó unos dientes postizos meses antes del rodaje para acostumbrarse a hablar como él. Se sumergió literalmente en su vida hasta lograr empaparse de ella. Malek había logrado lo impensable: resucitar a Mercury y lograr emocionar hasta las lágrimas a sus compañeros May y Taylor.
Bohemian Rhapsody se ha convertido en un auténtico fenómeno desde su estreno a finales de octubre y, aunque la crítica ha destacado más las carencias que las virtudes del que es ya el biopic musical más taquillero de la historia del cine, lo cierto es que nadie ha puesto en duda el excelente trabajo del californiano, imbuido del espíritu de Mercury, desatado sobre un escenario -el que recrea la mítica actuación de Queen en el concierto Live Aid de 1985- en el que se crece con cada canción que toca. Y como no podía ser de otra manera, Malek ha dedicado su Globo de Oro al inolvidable vocalista de temas como We are the champions o We will rock you en un conmovedor discurso que ha levantado una gran ovación posterior: “Gracias a Freddie Mercury por darme la alegría. Te amo hombre hermoso. Esto es para ti y por ti, guapo”.
Rami Malek's acceptance speech for Golden Globe's Award of best perfomance pic.twitter.com/cv7TBkrWgb
— best of rami (@bestoframimalek) January 7, 2019
Ahora solo falta que la Academia de Hollywood, con permiso del Dick Cheney de Christian Bale, se deje cautivar también por la arrolladora presencia de este hombre camaleónico que ha sido capaz de enamorar a los fans más exigentes de la única y verdadera reina de Queen. El próximo 22 de enero conoceremos a todos los nominados al Oscar. Ya lo saben. El show debe continuar.