El día en que el sueño se hizo realidad y pude visitar la estatua de Freddie Mercury en Montreux.
Adrián Cilveti García.– Todo empezó hace unos 8 o 9 años cuando un disco de mi padre estaba en mi habitación sin carátula y boca arriba. Tengo el recuerdo de que en el dorso del disco ponía “Queen” y salían las caras de cuatro hombres.
Llegó el día en el que lo puse ya por simple curiosidad y resultó ser el “Greatest Hits I”, me enamoré. Cuando mi padre se enteró, me dijo que tenía algo más guardado por ahí. Resultó ser el DVD del concierto de Wembley del ’86, impresionante.
Con el paso de los años he ido coleccionando vinilos, libros, cds, dvds, tazas, figuras… Hasta prácticamente llenar la habitación de cosas de Queen.
El día que supe de la existencia de la estatua en Montreux supe que tenía que ir. Tras varios años en los cuales la visita a Montreux era solo un sueño, este año pude hacerlo realidad gracias a tres grandes amigas.
Teníamos la intención de hacer un viaje de 21 días por Europa en tren con las mochilas a la espalda. Comenté a ver qué tal quedaría en el recorrido pasar por Montreux. Al principio parecía complicado, pero conseguimos cuadrarlo y cada vez estaba más cerca de la felicidad infinita. Tras visitar ciudades como Brujas, Rotterdam, Hamburgo, Berlín, Cracovia o Múnich, llegó mi momento.
Llegamos a la estación de tren el 8 de agosto sobre las 17:14, llovía mucho y había tormenta, pero eso no supondría ningún problema. Llegamos al hotel a dejar las cosas y darnos una ducha antes del gran momento.
Sobre las 19:15 salimos del hotel y mis amigas no tuvieron mejor idea que vendarme los ojos y quitarme la venda cuando estuviese delante de Freddie, y así fue, sonando de fondo “The Show Must Go On”.
Me eché a llorar, no me lo podía creer, estaba ahí. No puedo describir con palabras lo que sentí en ese momento, pero estoy seguro de que mi cara representó la felicidad absoluta.
Mira el vídeo del momento a continuación: