El 14 de abril de 1988, el Teatro Dominion de Londres fue testigo de una actuación histórica cuando Freddie Mercury subió al escenario para una función benéfica del musical Time.
Este evento, organizado para apoyar causas benéficas, se convirtió en un momento memorable tanto para los asistentes como para la trayectoria de Freddie Mercury, quien demostró una vez más su versatilidad y carisma.
Time, creado por Dave Clark, era un ambicioso musical de ciencia ficción que combinaba música, narrativa y efectos visuales. La historia seguía a un músico transportado a un juicio intergaláctico sobre el destino de la humanidad, con canciones interpretadas originalmente por artistas como Cliff Richard.
Para esta gala especial, Freddie Mercury fue invitado a participar, una oportunidad que aceptó con entusiasmo, motivado por su admiración hacia el proyecto y su compromiso con causas altruistas.
Esa noche, Mercury interpretó dos canciones destacadas: “In My Defence” y “Time”, ambas grabadas previamente para el musical. Su actuación fue electrizante. Con su voz poderosa y su presencia escénica inigualable, transformó el teatro en un espacio de magia pura.
“In My Defence”, una balada introspectiva, permitió a Freddie Mercury mostrar su lado más emotivo, mientras que “Time” destacó por su energía y mensaje esperanzador. El público, compuesto por fanáticos, celebridades y benefactores, quedó cautivado, ovacionando de pie al concluir su presentación.
Talento y generosidad
El evento no solo resaltó el talento de Mercury, sino también su generosidad. La función recaudó fondos significativos para organizaciones benéficas, y Freddie, conocido por su apoyo a diversas causas, se sintió profundamente conectado con el propósito de la noche. Además, su participación ayudó a dar mayor visibilidad al musical, que buscaba consolidarse en la competitiva escena teatral londinense.
Esta actuación en el musical, aunque breve, es un hito en la carrera de Freddie Mercury, ya que mostró su capacidad para trascender el rock y adaptarse a un formato teatral. Fue una de las pocas veces que actuó en solitario tras el apogeo de Queen en los años 80, ofreciendo un vistazo a su versatilidad artística.
