Alcanzadas altas cotas de notoriedad en los últimos años, la “marca Queen” afronta los desafíos propios de un fenómeno que tiende a perpetuarse.
Pese a la muerte de Freddie Mercury en 1991, la sensación general es la de que la sombra del cantante y su grupo ha sido enormemente alargada en las últimas décadas.
Y es que el transcurrir del tiempo no ha evitado que la reina haya parecido siempre presente, de una manera u otra, en nuestras vidas. Una generosa y célebre producción musical; el profundo shock que causó el prematuro adiós del mítico frontman; la fidelidad de los fans de siempre y de los de nuevo cuño; y una maquinaria comercial “bien engrasada” han obrado el milagro de la inmortalidad para la banda y su obra…
El fenómeno
Resulta innegable que el fenómeno Queen ha experimentado un enorme auge en los últimos años, estando la banda en el candelero mediático por múltiples motivos. Si tuviéramos que acotar los hitos que han permitido a Queen seguir en boga, más allá de la veneración y reconocimiento mundial a la enorme figura de Freddie, estos serían:
El concierto tributo de Wembley en 1992; el aplaudido disco “Made in Heaven” (publicado en 1995, cuando el cantante ya llevaba cuatros años muerto); el musical “We Will Rock You” (que recorre el mundo desde 2002); la producción de notables documentales de la mano de Jim Beach que repasan el enorme legado dejado (“Queen: Days of our lives” -2011-, imperdible); la vuelta a los escenarios de May y Taylor para contentar a los más nostálgicos (con Paul Rodgers primero y Adam Lambert después); y, sobre todo, el éxito mundial de la película autobiográfica, ganadora de cuatro Óscars de Hollywood, “Bohemian Rhapsody”.
Si a todo ello sumamos una “mercadotecnia” concienzuda que ha lanzado ediciones limitadas, remasterizaciones, material más o menos inédito o piezas para coleccionistas, se entiende que Queen siga siendo un grupo siempre presente en el imaginario colectivo.
Así pues, en estos primeros compases del año 2022 la pregunta para los seguidores de la formación británica resulta casi obligada: “¿Y ahora qué?”. Lo cierto es que sería fácil pensar en una cierta distención del fenómeno… La música de Queen sigue latente, alimentando historias personales y dando banda sonora a la vida de muchas personas; también en el cine o la publicidad; pero la primera plana vuelve a estar reservada a los músicos y a las formaciones actuales. No obstante, a Brian May y Roger Taylor nunca se les puede dar por acabados, mucho menos al legado de Queen y Mercury…
Una posibilidad para el resurgimiento
A la espera de que la maquinaria del grupo ponga en funcionamiento nuevas ideas y planes para mantener vivo a Queen, todo apunta a que una segunda intentona en la gran pantalla es más que posible. Como ya conté en este mismo medio hace un tiempo, creo que una segunda parte de “Bohemian Rhapsody” no sería una buena idea, pero lo cierto es que la nueva película, entretenida como la primera o una pifia suprema, captaría nuevamente la atención del mundo y activaría el fenómeno de la banda.
Puestos a soñar, el proyecto de un último concierto de Queen “al completo”, con John Deacon sobre los escenarios junto a Roger y Brian, además de con un holograma de Mercury y su irremplazable voz, colmarían los sueños de cualquiera y convertirían el evento en historia de la música. Lo más grande jamás visto, tal vez, sobre un escenario, y un paso más hacia la eternidad de estos cuatro brillantes músicos. Pero eso de volver a ver a Deacon con Queen, amigos, sí que sería, por imposible, un fenómeno digno de estudio.
Larga vida a la reina.