Descubre cómo desembarcó el Magic Tour en Budapest y conoce sitio por sitio algunos de los lugares donde estuvo la banda.
Enrique Rocafort.- El concierto más extraño –y desde luego el único con su encanto particular y su “especie de magia” de todo el Magic Tour fue sin duda el de Budapest. Realmente no fue muy diferente a cualquiera de los otros que se tocaron a lo largo de Europa: El majestuoso escenario alineado en un extremo del estadio más grande de la ciudad, el firmamento estrellado de cuento de hadas formado por el espectacular juego de luces o el humo incesante que salía del escenario como si de un caldero mágico se tratara, precisamente esperando la llegada de nuestros cuatro magos.
Y es que el séquito de Queen llegó unos días antes, después de atravesar Europa en quince enormes camiones en los que transportaban el gigantesco escenario de 55 metros de largo y que, con la ayuda de más de 60 roadies, se tardaba un tiempo de 48 horas en levantarse y todo sin contar que también había que desenredar los más de 12 kilómetros de cable de todo el montaje y armar las otras dos torres laterales de 18 metros de altura cada una, que se completaban con más luces adicionales.
Las entradas se vendieron semanas antes y había grupos de personas sin suerte en las inmediaciones intentando conseguir alguna de reventa. El resto de las almas ocuparon cada asiento, y cada centímetro cuadrado del Nepstadium. Escucharon a los teloneros, Z’zi Labor, los cuales realizaron una versión un poco bizarra de Honky Tonk Woman de los Stones, con la ayuda de un coro de veinte mujeres con una especie de trajes regionales con volantes de campesinos que hacían intuir qué tipo de espectáculos solían presenciar los húngaros habitualmente. Mejor tampoco imaginar cómo sonó aquella versión de los Stones.
El caso es que todos esperaron con paciencia mientras que cada vez la excitación era mayor… poco a poco cayó el sol y se abrió paso la oscuridad. El ruido de la multitud crecía al mismo tiempo que la niebla del humo se tragaba el escenario. Las luces comenzaban a brillar con más intensidad que nunca y cada vez de forma más violenta hasta que la intro de One Vision despertaba al público y finalmente los Queen salieron a escena… Ver a Freddie brillar con más fuerza que las luces del escenario, a Roger detrás de tanta caja llevando el ritmo como un reloj, la mirada impasible y concentrada de John mientras tocaba el bajo o el duelo musical entre Brian y Freddie era algo familiar para los fans de Queen de todos los lugares. En Budapest era algo totalmente distinto: No solamente no era la primera vez que veían a Queen, sino que era la primera vez que veían un concierto de Rock al aire libre en su país, tras del Telón de Acero.
Mientras que todos los fans de Queen en Europa sabían lo que esperaban, cómo reaccionar en cada canción, la gente de Budapest no estaba preparada. Desde la llegada de la banda a Budapest desde Viena, recorriendo el Danubio en el mismo hidrodeslizador que hacía pocos días había utilizado el mismísimo Mijail Gorvachov, parecía gente venida de otro planeta. Incluso la Embajada Británica organizó una fiesta de recepción en la que los diplomáticos se mataban por conseguir los autógrafos del grupo.
Cuando Queen saltó al escenario del Estadio del Pueblo (Estadio Ferenk Puskas en la actualidad) las 80.000 personas allí presentes luchaban por asimilar toda la información que recogían sus sentidos. Las retinas se imprimían con las caleidoscópicas composiciones de la parrilla de iluminación del show, los oídos sintonizaban con la música que sacudía el Nepstadium y cómo no, la inusual visión de un Freddie Mercury que los hipnotizaba y daba las órdenes con precisión desde lo más alto de las tablas con tan sólo un chasquido de sus dedos.
Hubo un momento en el que incluso el público –parte incluso venida desde lugares lejanos como Rusia- no sabía qué hacer para comportarse de forma correcta ante tal espectáculo. Días antes en la prensa local se publicó un cuadernillo con unas pautas de conducta que llamaban a la calma. Incluso los propios Queen, que habitualmente tocaban ante audiencias que conocían al dedillo su música y cómo había que reaccionar en cada momento, reconocen que estuvieron un poco aprensivos y a la expectativa sobre qué podía suceder. Las autoridades locales anunciaron que serían indulgentes con el comportamiento de los jóvenes en el concierto, pero lo cierto es que algunos soldados armados demostraba que ni ellos mismos sabían cómo iban a reaccionar.
Los húngaros desplegaron 17 cámaras de 35 milímetros – prácticamente todas las disponibles en el país en aquél momento- para registrar el acontecimiento del que, si no volviera a repetirse, al menos tener un testimonio gráfico y sonoro de que aquel momento ocurrió de verdad y así en caso de que las futuras generaciones dudaran de ello, poderles enseñar con orgullo la prueba de Queen atravesó el Telón.
Cierto fue que impactó ver a un Freddie Mercury en constante movimiento con la música retumbando en el estadio mientras que espectáculo en sí sobre el escenario supuso la primera inmersión en el rock que marcó un momento de incertidumbre en los asistentes, momento que fue superado de una forma rápida y certera porque cuando quisieron darse cuenta se estaban comportando como el resto de públicos de los demás países de la gira. La mezcla de adrenalina y energía que mandaba el grupo desde el escenario al público hacía que éste retroalimentara con creces a la banda haciendo que la magia creciera cada vez más y más.
Brian anunció una sorpresa muy especial tras interpretar Love Of My Life: “Now comes the difficult bit… tonight, for the very first time… this is a very special song from Queen to you” con un Freddie entonando Tavaszi Szel, una canción de folk húngara que llevaba modestamente en la palma de su mano. El público quedó impresionado con el gesto y se unieron a la canción, tarareando Freddie el segundo verso para que la gente pudiera corearla en alto.
80.000 paros de manos ejecutaron meticulosamente el estribillo de Radio Ga Ga y como culminación de la noche Freddie hizo su entrada final ataviado con su corona empedrada de joyas y su capa majestuosa a pecho descubierto, mientras portaba la bandera Union Jack junto con la bandera nacional de Hungría en el reverso. La gente de Budapest no había visto nada así desde Pedro el Grande y al igual que él, Queen escribió su nombre con letras de oro en la historia de Hungría.
GUÍA TURÍSTICA
La huella que dejó Queen en la capital húngara fue profunda y eso puede verse charlando con la gente del lugar o visitando las tiendas de souvenirs, en las que aún es posible encontrar retales en forma de camisetas, posters o muñecas matrosca de la banda. Asimismo Budapest es una ciudad que merece una visita por ser una de las más bellas de Europa y por la cantidad de sitios que forman parte del Patrimonio de la Humanidad, siendo algunos el barrio del Castillo de Buda, la avenida Andrássy o la Plaza de los Héroes. No obstante además queremos compartir una pequeña guía de los lugares que se pueden ver en los videos que PMI y Eagle Vision lanzaron al mercado.
La Calle Apáczai Csere János es la que más aparece en el vídeo y se corresponde con la orilla del Danubio sobre la que se levanta el hotel en que se alojaron los Queen durante aquellos días. Es la misma calle en la que John tiene la conversación con la pequeña Emma. A lo largo de ella pasa uno de los tradicionales tranvías del lugar.
El Parlamento de Hungría puede verse en uno de los momentos en el que la banda navega por el Danubio, siendo el edificio más grande de toda Hungría. De fastuoso interior (decorado en oro y mármol) es el lugar en el que se celebran las Asambleas Nacionales y se encuentra a 10 minutos a pie del Hotel Marriot Budapest, en la misma orilla del río. Es visitable y además es posible concertar la visita guiada en español.
El Hotel Marriot Budapest, situado frente a la orilla de Buda, es el lugar en el que se hospedaron durante su estancia húngara. Allí celebraron el 37 cumpleaños de Roger y fue donde Brian y Fred terminaron de dar la última vuelta de tuerca al tema Tsvaszi Szel. Ofrece unas vistas espectaculares de la ciudad desde sus plantas más altas y contemplarlo desde la orilla de enfrente pone los pelos de punta, imaginando cómo se produjo el desembarco de Freddie y los chicos en la ciudad.
El Monumento de la Liberación, se puede ver por la ventana, justo cuando Brian ensaya en la terraza elTsvaszi Szel. Situado en lo alto de la Colina Gellért, es una figura femenina de 14 metros, manteniendo en su mano la palma de la victoria. Representa la liberación de la capital de los alemanes en 1945 por las tropas soviéticas.
El circuito de Hungaroring; en Mogyoróz, a 30 km del centro de Budapest, es el circuito en el que Roger, detrás de sus Rayban Wayfarer y al volante de su go-kart, hace morder el polvo al resto de pilotos. Actualmente es el circuito que alberga el Gran Premio de Hungría de Fórmula 1.
El Estadio Ferenc Puskas (Antiguo Nepstadium) es el recinto deportivo con más aforo en toda Hungría. Actualmente es la sede local de la selección de fútbol de Hungría y continúa albergando otras competiciones deportivas y conciertos. En el interior se exhibe una larga colección de objetos en memoria de Puskas. No es visitable, pero puede tenerse una buena vista subiendo las escaleras que hay junto a la pista de atletismo anexa al estadio.
Hard Rock Café Budapest
El Hard Rock Café se encuentra a un par de minutos de la calle más comercial de la ciudad: La Calle Vacci. En el podemos ver un contrato de Innuendo firmado por Freddie, Brian, Roger y John y la figura del tamborilero que abría el vídeo de Innuendo. Además tienen una guitarra firmada por Paul Rodgers.