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Mary Austin fue el gran amor del cantante de Queen hasta que se separaron después de que él le revelara su homosexualidad.
Freddie Mercury, el legendario vocalista de Queen, es conocido no solo por su excepcional talento musical, sino también por su vibrante personalidad y su vida plagada de episodios cautivadores, tanto en el ámbito profesional como personal. Aunque su legado perdura a través de su música, su vida privada contiene secretos que solo unos pocos conocen. Uno de los más íntimos y conmovedores es el último deseo que Mercury compartió con la persona más cercana a él: Mary Austin, su gran amor y confidente.
Freddie y Mary mantuvieron una relación excepcional que superó las limitaciones del tiempo y las convenciones de las relaciones románticas. Aunque su romance evolucionó hacia una conexión platónica, el lazo entre ellos fue tan intenso que Freddie siempre la consideró su “gran amor”, incluso después de separarse y de revelarle su homosexualidad, algo que ella ya intuía.
El vínculo con Mary Austin, a quien conoció en Londres a principios de los años setenta, fue tan significativo que Freddie le dedicó la emblemática balada ‘Love Of My Life’, impregnada de emoción y melancolía, considerándola su alma gemela. Además, Mary fue la persona en quien Freddie Mercury confió para cumplir uno de sus deseos más íntimos y conmovedores: encargarse de sus restos tras su fallecimiento el 24 de noviembre de 1991, a los 45 años, debido a complicaciones derivadas del sida.
A pesar de que ambos habían seguido caminos separados en sus vidas personales, Mary permaneció a su lado. Convencido de su lealtad, Freddie no solo le encomendó esa última voluntad, sino que también le legó una parte sustancial de su herencia. Mary Austin recibió una considerable fortuna, que incluye la mansión en Londres donde aún reside, las regalías de sus canciones y una suma superior a los cincuenta millones de euros tras el éxito de la película biográfica Bohemian Rhapsody.
Nadie conoce el lugar donde reposan sus cenizas
La peculiar y privada solicitud que hizo Freddie Mercury a su pareja se debía a que el cantante no deseaba que nadie supiera dónde descansaría para siempre. El músico temía que algún admirador pudiera profanar su tumba, por lo que era crucial para él mantener la ubicación en secreto.
Se rumorea que Austin podría haber enterrado las cenizas de Freddie Mercury en su mansión de Londres, o tal vez las depositó en un cementerio bajo un nombre falso, o incluso que las llevó de vuelta a Zanzíbar, el país natal de Mercury. Sin embargo, la verdad es que solo ella, como el cantante mismo confió, conoce su paradero exacto. Ni siquiera los padres de Mercury supieron dónde ir a llorar por su hijo.