El líder de Queen ofreció su último espectáculo en un concierto plagado de sucesos anecdóticos.
El 9 de agosto del año 1986, Freddie Mercury se paraba por última vez ante su público y ante sus colegas, quienes lo veían como el líder al que nunca podrían reemplazar. Knebworth Park fue la locación. Disfrutaron del concierto más de 120.000 espectadores, pues ese fue el número de entradas vendidas, pero se cree que asistieron muchos más. Ninguno de los presentes sabía que esa era la última vez, pues de lo contrario, nada hubiese sido igual.
El show del 9 de agosto fue el resultado a una espectacular gira en la que Freddie Mercury volvió a demostrar para qué había venido al mundo. Queen estaba presentando el disco “A Kind Of Magic” y todas las fechas, en todas las ciudades, habían sido agotadas desde los minutos posteriores a que se abriera la venta.
“Muchas gracias a todos. Buenas noches y dulces sueños. Los amamos”, con esas palabras se despidió el cantante de un público que lo tenía idolatrado y que había hecho de todo por acompañarlo en esa velada.
Aquel concierto de Queen fue inolvidable para todo el mundo, principalmente por el movimiento que provocó en la ciudad. Tal era el anegamiento en las calles aledañas que los músicos y el vocalista tuvieron que llegar en helicóptero y aterrizar en un solar cercano, pues por tierra resultaba imposible. El descontrol provocado por la masificación fue tal que en el medio de la muchedumbre alocada tuvo lugar un asesinato tras una discusión pasajera. Un suceso que muy pocos llegaron advertir por la locura del contexto.
Valió la pena
Queen se desempeñó con la misma majestuosidad que siempre. Demostraron que todo había valido la pena para aquellos que arriesgaron sus vidas al animarse a entrar a ese éxtasis musical. Los teloneros no tuvieron mucha suerte y fueron abucheados, quizás por el hambre de Freddie Mercury que tenían los asistentes, quienes no se conformaban con ningún otro artista que no fuese él, ese a quien definitivamente habían ido a ver brillar. Nadie imaginaba lo que diría Freddie Mercury nada más desapareció de escena.
“No puedo más. Me duele todo el cuerpo”, dijo Mercury a sus compañeros, pero por aquel entonces nadie percibió un tono trágico en su expresión. Consideraron que se trataba del cansancio propio de haber terminado un concierto magnífico que, además, era la última fecha de una gira internacional. Sin embargo, un año después se le diagnosticó de VIH y fue entonces que sus allegados comenzaron a mirar hacia atrás en busca de señales que pudieran haberlos advertido de algún modo. Ese día, todo el mundo imaginaba que el “Magic Tour” llegaba a su fin, pero en realidad, lo que perecía era mucho más que eso.
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