
El álbum “Barcelona” es una obra maestra que marca una colaboración excepcional entre dos gigantes de la música: Freddie Mercury, la voz icónica de Queen, y Montserrat Caballé, la renombrada soprano española.
El disco, que se lanzó el 10 de octubre de 1988, representa una fusión única entre la ópera y el rock, dos géneros que, a priori, podrían parecer incompatibles, pero que en las manos de Mercury y Caballé se entrelazan con una armonía sorprendente.
El proyecto surgió de la admiración mutua entre Mercury y Caballé. Freddie, fascinado por la ópera desde joven, vio en Montserrat la oportunidad de explorar esta pasión más allá de los límites de su carrera con Queen.
El álbum se concibió como una celebración de la ciudad de Barcelona, que en ese momento se preparaba para los Juegos Olímpicos de 1992, evento para el cual la canción titular “Barcelona” se convirtió en un himno no oficial.
“Barcelona”, la canción, es sin duda el corazón del álbum. Combina la potencia vocal de Mercury con la virtuosidad de Caballé, resultando en un himno que captura tanto la energía de la ciudad como la ambición artística de sus creadores. Otras piezas notables incluyen “La Japonaise”, donde Mercury canta en un registro sorprendentemente alto, y “The Fallen Priest”, que es un drama operístico en miniatura.

Cuando ya estaba enfermo, Freddie sacó fuerzas de flaqueza, se afeitó y mostró su mejor cara, trajeado, para cantar con Montserrat Caballé ‘Barcelona’, el himno de nuestras olimpiadas de 1992.
Desafío
Este álbum no solo fue un desafío musical para Mercury, quien se aventuraba fuera de su zona de confort, sino también un logro personal y profesional. La producción enfrentó varios obstáculos, incluida la salud de Mercury, quien ya estaba lidiando con el VIH, aunque esto no fue público en ese momento.
“Barcelona” se destaca por su innovación, por cómo desafía las convenciones de género, y por la manera en que captura la esencia de dos artistas en la cúspide de su expresión artística. Aunque inicialmente recibió críticas mixtas por su naturaleza experimental, con el tiempo ha sido revalorizado como una pieza audaz y emotiva en la discografía de Mercury y como un tributo a una de las colaboraciones más inusuales y bellas en la historia de la música.