En el verano de 1971, Queen realizó su actuación de debut frente a amigos e invitados.
1971. Aún coleaba en el panorama musical cierta moda “hippie” que exigía a los grupos una diferenciación estética como ruptura más evidente con los patrones de años anteriores, que ya quedaban obsoletos.
Pero con el comienzo de la década, los grandes productores musicales y las casas discográficas también pedían calidad. Siempre ha sido difícil destacar, pero triunfar, cuando empiezas desde cero y con cambios sociales, es exageradamente complicado.
Brian May lo sabía, pero pese a entender de ciencias exactas, no tenía la fórmula. Dejaba atrás alguna formación amateur para enrolarse en un nuevo proyecto. Pero algo no funcionaba –aunque las composiciones eran buenas-. Roger Taylor, detrás de los timbales, opinaba que necesitaban un plus… y, además, estaba claro, era imprescindible contar con un bajista “fijo”, ya que después de varios intentos en la banda, siempre obtuvieron la misma respuesta: “esto es cool, es divertido, realmente me gusta pero si no hay pasta, conmigo no contéis, necesito ganar dinero”.
John Deacon, callado como siempre, aceptó la invitación por su calidad y por sus conocimientos en electrónica. Y llegó el momento de debutar con la formación clásica de este cuarteto. La cita fue en el Imperial College de Londres. Queen tenía calidad musical, pero también necesitaba una puesta en escena diferenciadora. El grupo tenía excelentes músicos, pero el punto definitorio de la estética era cosa de Mercury: uñas pintadas, abrigos glam, tacones…
Invitaron a unas 150 personas a este evento
Cuando finalizaron el concierto (en el repertorio interpretado seguro que tocaron “Keep Yourself Alive”, “Doing All Right” y “Liar”), Brian May repartió palomitas y zumo de naranja entre los asistentes. Además, les preguntaron su opinión sobre la actuación, la impresión causada por la puesta en escena, la calidad del sonido…
Unos 40 años más tarde, la venta de discos de Queen se cifró en 250 millones de ejemplares y además, era una banda referente en el panorama musical mundial. Y todo comenzó en directo con un concierto con palomitas y zumos.
Artículo extraído del libro “Queen: en el regazo de los dioses”, por Àngel Asensi y Miquel Asensi.
