El álbum ‘The Game’ fue la primera experiencia de Queen con la música disco.
El único teclado que Queen usaba como base de sus composiciones era el piano. Hasta que llegó The Game en 1980. El grupo no solo empleó por primera vez un sintetizador —en el tema Play The Game—, sino que además experimentó con los ritmos disco y funk. Estos habían eclosionado a mediados de los 70 y que sirvieron para juntar en la pista de baile a comunidades que parecían divididas sin remedio.
De esta experimentación nació el descomunal Another One Bites The Dust. No solo fue el primer éxito disco de la banda, también el primero compuesto por el bajista John Deacon y su tema más vendido en América.
Deacon fue el último miembro en unirse a Queen y, como él mismo dijo durante una entrevista, le costó algún tiempo adaptarse y sentirse “como en casa”. Su carácter pausado e introvertido chocaba con los más extravagantes de Freddie Mercury, Brian May y Roger Taylor. Pero tenía un talento sobresaliente que ya había hecho notar en algunos temas propios antes de Another One Bites The Dust.
“Siempre quise hacer algo que fuese más disco, algo que no era bien visto en ese momento”, reconocería Deacon.
No solo es que los seguidores más puritanos de la banda se revolvían ante esta posibilidad, sino que incluso había reticencias dentro del propio grupo. Taylor no se sentía cómodo con este estilo, como él mismo dijo en varias ocasiones. Pero Mercury, que tenía una relación especial con Deacon, se esforzó para conseguir que el tema sonara tal y como el bajista quería.
La banda colaboró, como era habitual, para lo que creían no sería ni siquiera un single. “Me sorprendió. No creía que fuera a ser un éxito. Tengo que admitir que no me entusiasmaba”, contó Taylor. La batería seca y el bajo tan marcado del inicio no convencían al músico, pero como venía haciendo de sus inicios, desde los primeros pianos a Bohemian Rhapsody, Queen volvió a arriesgarse.
Éxito sin igual
Ningún tema del álbum, que contiene canciones como Dragon Attack, Don’t Try Suicide o Crazy Little Thing Called Love (compuesta en el baño por Mercury) logró el éxito de Another One Bites The Dust. Los acordes tan bajos de Deacon son hoy unos de los más famosos del mundo. Les abrió las puertas a un nuevo público, especialmente el de la comunidad negra, que ni siquiera conocían a la banda. Deacon firmó después himnos como I Want To Break Free o One Year Of Love.
Tras la muerte de Mercury, participó en el disco Made In Heaven, que se publicó cuatro años después del fallecimiento del cantante con las grabaciones que dejó. Poco después, optó por desvincularse de la banda y de la vida pública. May y Taylor siempre mantuvieron que la pérdida de Mercury fue especialmente dura para el bajista, que dijo que no encontró sentido a continuar con el proyecto tras la pérdida de su amigo.