Queen lanzó su álbum de debut en julio de 1973 y comenzaba así la legendaria historia de la banda británica.
Cuando Queen lanzó el single Keep Yourself Alive una semana antes del debut homónimo, se dio de bruces con la BBC. A causa de ello no entró en las listas de ventas. La BBC no quiso pinchar la canción.
Es curioso porque meses antes habían grabado dos sesiones que el grupo hizo para los programas de la cadena Sound of the seventies de John Peel y Alan Black’s Sounds Of The 70s de Alan Black. Básicamente se dedicaban a meter overdubs sobre bases ya grabadas del disco, como por ejemplo una interpretación vocal nueva. Incluso se registró un concierto en el londinense Golders Green Hippodrome el diecisiete de septiembre de 1973 para el programa In Concert.
Tanto esas sesiones como el concierto se escucharían en la radio, de ahí la paradoja de que Keep Yourself Alive no sonara en ese medio. Tuvieron más suerte en el apartado televisivo de la cadena, donde uno de los funcionarios escuchó la primera canción del disco sin saber qué grupo era, le gustó y decidió ponerle imágenes de archivo al vídeo.
Si el grupo tenía miedo de haber llegado tarde a la industria de la música, el organigrama de promoción había fallado por todos los lados. Les quedaba la crítica, que en Gran Bretaña los masacró. Lo mejor que saldrían parados fue por parte de Nick Kent en su reseña para New Musical Express:
“Todas las ideas que roba Queen, que son muchísimas, no implican necesariamente que la crítica tenga que crucificarlos. A veces son capaces de brillar de verdad, como en ese riff casi orgásmico que se marca Brian May en el estribillo de ‘Liar’”.
Palo y zanahoria. No se ahorraría en llamarlos cubo de orina. Sería el comienzo de una atribulada relación entre el legendario periodista gonzo Kent y Queen, que después de esta ambigua reseña se dedicaría a machacarlos.
En Estados Unidos encontraron un aliado inesperado, la revista Rolling Stone. Gordon Fletcher escribió para el número 149 que «se rumorea que Queen pronto serán “los nuevos Led Zeppelin”, y desde luego aquellos rumores no van desencaminados. No hay duda de que este cuarteto inglés tiene todos los recursos necesarios para disputarle a Led Zeppelin el trono del heavy metal. No solo eso, pueden convertirse en uno de los grupos más influyentes del rock. Su debut es magnífico». Toda una excepción si tenemos en cuenta que cinco años después, en la misma revista, en la reseña de Jazz se calificaría al grupo como la primera banda de rock fascista.
El disco alcanzó el número 32 en Gran Bretaña. La carátula era un dibujo basado en una instantánea de un concierto de 1972 en que hicieron de teloneros de Sparks en el Marquee. El grupo de los hermanos Mael siempre ha estado en el radar de Queen a la hora de acusar a los de Mercury de mera copia, algo que los propios miembros del grupo angelino han alentado.
Preguntándole a Russell Mael me dijo del concierto y la trayectoria de ambos: “Queen iban en vaqueros descargando su equipo, y luego se vistieron con esas ropas blancas de ángeles. Es lo único que recuerdo de ese concierto. Tuvimos conversaciones con Brian May y durante un instante en los setenta, llegó a considerar unirse a nosotros. Quizá para ambos grupos lo mejor es que se terminó todo y no se prologaron las discusiones. Cada banda tuvo su propio estilo en esa década, sólo que ciertas bandas escucharon muy detenidamente a otros. He dicho suficiente”.
Su argumento se rompe por todos los lados comparando fechas, aparte de que Queen iban de negro. Hay que matizar que aunque el primer disco de Sparks salió en 1971 sin ninguna repercusión con el nombre de Halfnelson, se reeditó con el nombre de Sparks a mediados del setenta y dos; Queen ya poseían unas cuantas canciones, de las cuales cinco se habían grabado meses antes la maqueta de los estudios De Lane Lea, donde establecían muchos de los patrones que seguirían posteriormente.
Pero las acusaciones de robar ideas no paraban aquí. Para promocionar el disco Queen fueron teloneros de Mott The Hoople, donde estaba el excéntrico y brillante pianista y teclista Morgan Fisher. Antes de embarcarse con Ian Hunter y cía, Fisher tuvo una banda llamada Morgan con… ¡Tim Staffell de cantante!
Morgan Fisher, que después sería el primer músico auxiliar en concierto de Queen, me escribió en un correo electrónico: “Me siento como los músicos de blues que citó Eric Clapton como inspiración musical. Eric se aseguró que tuvieran el crédito que merecían y su pago en royalties. Si Brian dijera, solo una vez, que Morgan inspiró a Queen, sería agradable. Brian vino a muchos conciertos nuestros en el Marquee, en el setenta y dos. ¡Y estoy seguro que no vino solo a vernos por diversión! Vino a estudiar nuestra música”.
Fisher continua: “Cuando escuchas nuestro disco ‘Sleeper Wakes’, asimismo llamado ‘Brown Out’, puedes percibir cosas que Queen usaron posteriormente: pianos lentos seguidos de salvajes guitarras, armonías operísticas… Pero no me malinterpretes, no siento celos. Me siento feliz de haber creado una música de forma tan pura, y no me interesa cómo Queen lo comercializaron. Si me encontrara en el lecho de muerte y me preguntaras qué último disco querría escuchar, si Queen o Stravinsky, supongo que sabes qué elegiría”.
De nuevo, si tiramos de hemeroteca vemos que las fechas no cuadran. Es cierto que tienen puntos en común, pero más por la música progresiva y glam de la época y ser el vocalista Tim Staffell, que por otras razones más sólidas.
A pesar de todo, la banda no se desilusionó y mientras ganaba adeptos como teloneros de Mott The Hoople en Gran Bretaña, entrarían a grabar Queen II. Aunque esa es otra historia, igual que la de Larry Lurrex. Cincuenta años después de su lanzamiento, Queen sigue siendo un álbum fascinante.
Lee la primera parte: 50 años del debut discográfico (Parte 1).