El cantante de Queen, Freddie Mercury, le había confesado a Mary Austin la decisión más difícil de su vida.
En el mundo del rock, rara vez importa la fidelidad de los músicos que se casan con sus respectivas esposas. En el auge de Queen, se podía advertir que Freddie Mercury comenzó a cambiar los gustos amorosos que solían unirlo a las mujeres, pero tenía una relación indestructible con una persona que no se casó con él y no era un hombre. Fue la gran heredera de su mansión de Garden Lodge y su colección de peces. Esta figura confesó que, más allá de todos los amantes del vocalista, él nunca dejó que “se marchara”.
Mary Austin fue la persona que más amó el nacido en Zanzíbar, al punto que le dedicó la emotiva “Love of my life” como un obsequio que se llevará hasta la eternidad. El idilio duró seis años casi comparables con un matrimonio, y casi 15 posteriores de una amistad pocas veces vista en la historia del rock. Fue probablemente la persona de máxima confianza por la herencia que le dejó en su patrimonio. Ella no lo defraudó, pues incluso sigue manteniendo oculto el lugar donde descansan los restos del cantante.
Bohemian Rhapsody
En “Bohemian Rhapsody” fuimos testigos del carisma del líder de Queen para enfrentarse a un mundo del rock adverso por su inclinación con los hombres, que sin Mary Austin no habría sido posible. La película documenta a la perfección cómo la novia de Freddie Mercury aceptó su decisión, puesto que entendía desde hace tiempo que “no era honesto” con él mismo. Vivieron en West Kensington hasta el momento en que confesó su decisión, que extrañamente, la seguiría incluyendo en su vida. Si bien Austin reveló que trataba de apartarse de su vida, él se acercaba a ella al punto de comprarle un apartamento en el mismo barrio donde hacía su vida.
No me sentí ni triste ni molesta.
La musa inspiradora de “Love of my life” y de las pocas canciones románticas de Queen podía ver cómo el cantante no tenía un techo en su estrellato. La separación y confesión de su expareja no le afectaron para valorar el éxito que ya reunía en los rankings Billboards. En una entrevista más reciente, Mary Austin terminó de admitir que ella tampoco podía separarse de Freddie Mercury por todos los aprendizajes que atesoraba gracias a él. Cuando enfermó, ya decidió que tenía que cuidarlo hasta su final. El cantante pensaba mucho en este momento, y por ello le pidió que se encargue secretamente de guardar sus restos para “no ser desenterrado”.
Confidente
El legendario cantautor le pidió la misma reserva que en el momento de comunicar que padecía sida. Ella cumplió al pie de la letra, pues no reveló la ubicación de sus restos para que “descansara en paz”, ya sin los reproches por su vida privada que tanto circulaban en los medios.
Tal y como lo inmortalizó en alguna ocasión, él no solía arrepentirse de sus decisiones; y en estos días no lo estaría por dejar en Mary Austin prácticamente toda la fortuna. Jer Bulsara, la madre del cantante, también ratificó que fue una de las mejores medidas que tomó para evitar el aprovechamiento de algunos amigos. La matriarca la veía como una nuera, tras repetidas visitas a su casa. El propio Freddie Mercury la presentaba como su esposa, siendo que no lo era, porque jamás tuvo una relación tan genuina e irremplazable.