En 1979, algunos fans de Queen se quedaron sin el autógrafo de sus ídolos.
Para los que nos gustan las tiendas de discos, entrar en ellas es como estar -si se nos permite la expresión- en el paraíso o en el jardín del Edén.
Oxford Street fue -y sigue siendo- una de las arterias más importantes de Europa. Para los entendidos, es vital tener presencia física en este lugar.
Ahora decidimos introducirnos en la máquina del tiempo y retrocedemos a 1979. Queen vivía momentos de apogeo y ciertamente, ya era uno de los grupos más importantes de Europa.
Después de actuar dos noches en Liverpool, se les comunicó a los miembros de la banda la idea de visitar una tienda de discos de Oxford Street. Una iniciativa consensuada entre los componentes, y cómo no, con su equipo de marketing o de comunicación. El contacto directo desde el escenario con el público siempre ha sido uno de los puntos fuertes del grupo.
El acuerdo era total, pero una reunión a última hora truncó los planes. La policía decidió que por ser Oxford Street, los miles de fans que acudirían a esta tienda de vinilos provocarían unas retenciones espectaculares de tráfico. Por tanto, una de las calles más importantes de Londres se colapsaría, con todos los inconvenientes que esto generaría (tensión, histeria colectiva,…).
Lamentablemente, todo se suspendió. Los seguidores se quedaron sin poder hablar diez segundos con sus ídolos y sus discos se quedaron apoyados en sus estanterías sin ningún tipo de rúbrica.