La superestrella del rock Brian May habló con la revista The Big Issue sobre la lucha para ‘re-programarse’ después del colegio en una “Carta a mi yo adolescente”.
Brian May: Creo que mis principales preocupaciones cuando tenía 16 años eran las mismas que ahora. Me apasionaba mucho hacer música. Estaba fascinado por el universo y quería explorarlo. Y tenía un fuerte sentimiento hacia los animales. Una sensación de que las cosas no estaban bien, en términos sobre la forma en que tratamos a las otras criaturas en este planeta. Y ese fue un sentimiento muy fuerte que tuve desde una edad temprana. Que creció, y eventualmente, mucho más tarde en mi vida, encontré una manera de hacer algo al respecto. Pero me llevó mucho tiempo.
Le diría a mi yo de 16 años que sea valiente. Cree en ti mismo incluso cuando todos te digan que no eres capaz. Mucha gente te menosprecia cuando estás creciendo y eso puede hundirte y tardar tiempo en superar esa situación. Era muy tímido, carecía por completo de confianza. No me sentía a gusto con mi aspecto, muy alto, delgado y desgarbado. Sentí que me ponía en evidencia, así que caminaba encogido.
Fui a una escuela solo para niños, lo cual creo que es una idea terrible. Separar a los niños de las niñas en ese momento de sus vidas, deja cicatrices para siempre y les hace carecer de las habilidades que necesitan para ponerse en contacto con el sexo opuesto. Creo que una de las razones por las que me convertí en músico de rock fue por eso. Recuerdo ir a un baile en el que tocaba una banda de rock local. Algunos muchachos les pedían a las chicas que bailaran, pero yo no sabía por dónde empezar y era demasiado tímido para considerarlo. Pensé para mí mismo, si estuviera en el escenario no tendría que preocuparme por nada de esto. Simplemente estaría lejos allá arriba, siendo fabuloso, y tal vez las chicas vendrían a mí.
Sería muy romántico decir que, en el momento en que conocí a Freddie, sentí que el futuro comenzaba a aclararse frente a mí, pero creo que ese camino se me despejó mucho antes. Comenzó cuando escuché por primera vez el sonido de la guitarra de Buddy Holly escuchando Radio Luxemburgo, cuando escuché a Little Richard gritar. Algo sucedió dentro de mí y pensé, esto expresa lo que hay dentro de mí, quién necesito ser. Luego conocí a Roger [Taylor] y él fue la primera persona con la que me encontré que tenía los mismos sentimientos. Además, por supuesto, estaba Freddie. Estaba tan convencido de que tendría éxito que nunca lo dudó. Todos éramos niños precoces, pero él estaba a otro nivel. Sin embargo, todos compartimos esta pasión. Y la energía creció y se fusionó en algo muy poderoso.
La primera vez que sentí que realmente estábamos en el buen camino fue cuando tocamos en The Rainbow, el viejo Finsbury Park Astoria [en el norte de Londres]. Tenía un estatus legendario y para nosotros fue como un sueño cumplido y, a la vez, uno que no podríamos culminar. Recuerdo que nuestro promotor nos dijo que podíamos hacerlo. Fue nuestra primera gira por el Reino Unido, y dijo, podéis poner el broche de oro a la gira coronando The Rainbow. Y lo miramos dubitativos. Pero hicimos sold out y fue un triunfo. Ese fue un momento muy intenso al comenzar a creer que realmente podríamos lograrlo.
Si realmente quisiera impresionar al Brian de 16 años, le mostraría un cortometraje mío tocando la guitarra en lo alto del Palacio de Buckingham [May interpretó el solo de guitarra de God Save the Queen en el techo del palacio como parte de las celebraciones del jubileo de oro de la reina en 2002]. Solo y aterrorizado pero enfrentando el miedo y llevándolo a cabo. Ese fue probablemente el momento más desafiante de mi vida musical. Y también fue un cambio de vida. Había ensayado todo lo que pude, pero un millón de cosas podrían haber salido mal y habría parecido un tonto, de pie allí, estropeándolo todo.
Así que hubo un momento de “dejar ir”: tuve que “abandonar” la situación a un poder superior. Normalmente no soy una persona muy religiosa, pero eso es lo que sucedió. Y cuando terminó, y la última nota estaba flotando en el aire, simplemente levanté la mano hacia el cielo y dije, gracias Dios. Tenías que reconocer que existía este elemento. Fue un verdadero viaje de la mente, seguir adelante con eso y no huir. Fue un sentimiento extraordinario y recuerdo que después pensé, nunca más me sentiré nervioso por nada. Aunque me equivoqué al respecto.
Cuando superas una depresión severa, sientes que debería ser una verdadera curva de aprendizaje [May sufrió depresión a principios de los años noventa mientras lidiaba con la muerte de Freddie Mercury, el colapso de su primer matrimonio y la muerte de su padre]. Y deberías poder dar buenos consejos a otras personas. Pero no he encontrado que ese sea el caso. Creo que lo único que podría decir es, concéntrate en esa pequeña luz al final del túnel. OK, este día va a ser una mierda, fin de la historia. Pero habrá otro día que será mejor. Ese es el único consejo que es útil.
Si pudiera tener una última conversación con alguien, sería con mi papá. Porque fue un “asunto inacabado”. Nunca tuve la oportunidad de terminar las cosas. ¿Qué le preguntaría? No te puedo decir. Estuve muy unido a él mientras crecía. Me animó de muchas maneras, incluso me ayudó a construir mi guitarra, a pesar de que más tarde pensó que estaba desperdiciando mi vida al convertirme en lo que él consideraba una estrella del pop en lugar de un científico. Sí… probablemente debería escribir un libro completo sobre mi papá porque hay muchas cosas por contar. Cuando volví a mi doctorado, [May completó su tesis A Survey of Radial Velocities in the Zodiacal Dust Cloud en 2007, 37 años después de que comenzara] tuve la fuerte sensación de enorgullecer a mi padre. Nunca dejamos de querer complacer a nuestros padres.
Todavía me sorprendo sintiéndome como el niño tímido de hace muchos años. Si estoy en un sitio con personas que nunca he conocido antes, tengo exactamente los mismos sentimientos de pequeñez que tenía cuando tenía 16 años; nadie me conoce, todos van a pensar que soy un poco extraño. No sé cómo iniciar una conversación. Es un completo shock para mí cuando las personas me tratan como alguien a quien admiran o pueden estar entusiasmados por conocer. La gente dice oh, eres muy humilde, pero eso no es todo. En realidad es que no me he re-programado desde esos días de juventud.
Si pudiera regresar a cualquier momento de mi vida, sería despertar en mi noveno cumpleaños y encontrar una guitarra a los pies de mi cama. Ese fue un momento mágico, mágico. Recuerdo el aspecto, el color, el olor, la sensación. Inmediatamente puse mis dedos alrededor y comencé a tratar de hacer los acordes extendidos que mi papá me había enseñado en el ukelele. Era una guitarra acústica y era costosa y sabía que mi mamá y mi papá se habían “estirado” para comprarla. Esa guitarra se quedó conmigo por mucho tiempo. Aprendí a tocarla. Y todavía la tengo.
Esta entrevista apareció originalmente en la revista The Big Issue el 18 de octubre de 2019. Traducción por Rosalina Martín González para A Queen Of Magic.