¿Cuándo le dijeron esto al grupo Queen?
Es difícil ser músico. No solamente ahora: desde siempre. Reflexionamos de esta manera porque cuando un grupo de rock aún no tiene un nombre en el circuito artístico, suele ir descolgado en la cola, en el último vagón del tren de las productoras y casas discográficas. Y, por supuesto, Queen no fue una excepción.
Eso sí: algunos críticos -no demasiados- sí que veían en Freddie Mercury, John Deacon, Brian May y Roger Taylor un potencial para convertirse en un buen grupo de rock. Por supuesto, no en estrellas, pero sí que les reconocían un talento compositivo y fuerza en directo. Y por supuesto, desparpajo de cara al público.
En el año 1971, Queen quería entrar en un estudio. Sentían que algunas de sus canciones ya estaban lo suficientemente trabajadas como para poder fijar esas estructuras e ideas en un disco (“Keep Yourself Alive”, “Liar” o “Great King Rat”). Aunque había interés, no se llegaba a firmar un contrato de grabación. Freddie Mercury y sus compañeros se sentían como si estuviesen en tierra de nadie.
Finalmente, firmaron un contrato con Trident Audio Productions, pero eso sí, no había una compañía discográfica detrás, lo que se tradujo en que Queen solamente podía utilizar el estudio de grabación durante las “horas muertas”, es decir, cuando el resto de los artistas no lo utilizaban. El mismo Brian May reconoció que, en ocasiones, les llamaban a las tres de la madrugada para que fuesen a grabar. Roger Taylor recuerda que también el horario de dos de la madrugada hasta las seis, cuando estrellas del momento como David Bowie habían finalizado sus sesiones.
Cuando el productor y el ingeniero de sonido les daban el OK, el grupo no paraba. Incluso canciones como la maravillosa “My Fairy King” fue fruto de la intensidad en el estudio, la crearon allí mismo.
En conclusión, el disco se publicó en el año 1973. Demasiado tarde para Freddie, John, Roger y Brian. Sin embargo, en nuestra opinión, se trata de un trabajo discográfico muy recomendable teniendo en cuenta el concepto de las “horas muertas”. Ya nos hubiese gustado a nosotros estar al otro lado de la “pecera” junto a John Anthony, Roy Thomas Baker, Mike Stone, Ted Sharpe, Dave Henschel Louie Austin o John Harris, artífices del sonido y resultado final.
Queen demostró ser un grupo humilde y aceptó grabar en horarios casi destructivos e insultantes. Aguantaron y grabaron un disco altamente recomendable. Fue la primera piedra de sonido sobre la que se construyó todo un imperio.