Publicado el 13 de julio de 1973, el disco debut llevó a Queen a ser comparados con Led Zeppelin, Black Sabbath y The Who por la prensa de la época.
Los mismos periodistas también se sorprendían por la guitarra de Brian May, creada por él y su padre.
El primer trabajo de estudio de una banda suele ser un lugar de muchas historias, principalmente la fama no existe, lo que conlleva a trabajar fuera de los estándares de la industria. Algunos deben grabar en un par de días, mientras otros tienen varios años para ello. Y claro, en ambos casos, sin ser prioridad.
Queen, una de las bandas más grandes de todos los tiempos, no estuvo exento de ello. Su primer disco, homónimo, lanzado en 1973 es muestra de ello. Sin embargo, antes de esta etapa tuvo que sortear otras, también como parte de transición a la solidificación del proyecto.
Smile, Mercury y Deacon
La historia parte en 1968, en el Imperial College London, de Inglaterra. Ahí Brian May junto a un compañero de curso llamado Tim Staffell planificaron una banda musical. Siendo el primero guitarrista y el segundo bajista, faltaba el baterista. Tras colocar un par de anuncios, Roger Taylor se unió para tomar ese rol. Así, nació Smile.
Con el paso del tiempo, Staffell, que también era vocalista del trío, dejó de lado a Taylor y May para unirse a otra banda. Farrokh Bulsara, estudiante de arte y seguidor de Smile, aprovechó la ocasión para mostrar sus cualidades como cantante, quedándose con la vacante de vocalista. A él, se le sumó Mike Grose en el bajo.
Así, en 1970, Bulsara cambió su nombre a Freddie Mercury. De paso, Smile hizo lo mismo y pasó a llamarse Queen, un nombre totalmente británico. Aquella formación tuvo su primer show en junio de dicho año.
Ya con Mercury fijo en la formación, el punto que flaqueaba era el puesto de bajista. Grose tocó solo en tres shows; Barry Mitchell los acompañó en otras más hasta iniciado 1971. El tiempo corría y no pasaba nada, hasta que John Deacon apareció en el camino, un ingeniero en electrónica, con fuertes influencias musicales de The Beatles.
Deacon fue conocido por Mercury, May y Taylor en 1970. Sin embargo, las primeras impresiones del bajista le generaban distancia del proyecto. “Todos estaban vestidos de negro, con luces muy tenues. Todo lo que podía ver eran cuatro figuras muy sombrías”, aseguraba el compositor de “Another one bites the dust” en una biografía del grupo.
Pese a ello, convencieron al nacido en agosto de 1951 a que formara parte de “la reina”. Tras una audición, Deacon se unió a Queen, dando por cerrada la etapa que tanto tambaleó. Su primer show con Taylor, May y Mercury fue en julio de 1971 en el Carshalton College.
Grabando de madrugada
Con la formación definitiva, Queen se embarcó en una de sus historias más largas y particulares.
El primer álbum de una banda o artista suele tener lógicas de creación muy distintas a las estandarizadas para los ya consolidados. Si bien generalmente los grupos cuentan con poco tiempo, con “la reina” fue todo lo contrario.
Durante 1971 y 1972, el cuarteto británico grabó en los estudios De Lane Lea y Trident. Eso sí, gran parte de sus registros se realizaron de madrugada, cuando nadie ocupaba las salas, generalmente en horas de la madrugada.
Pese al gran tiempo de trabajo, muchas versiones de las canciones no eran del agrado de Queen. De hecho, algunas tuvieron que ser desechadas por el poco convincente sonido de las baterías (como “Mad the swine”).
“Al grabar nuestro primer álbum, éramos todos solo unos estudiantes que acababan de terminar sus carreras”, aseguró Brian May al sitio web oficial de Queen. Eso sí, pese a lo novatos que eran, las ambiciones eran grandes. Al menos así lo demostraba Mercury, que entrevista con Melody Maker aseguró que “queremos escandalizar y ser indignantes al instante”.
Queen I
Así, tras distintas tomas, mezclas y canciones desechadas, Queen publicó su primer álbum, homónimo, el 13 de julio de 1973. “Keep yourself alive” y “Liar” fueron los temas escogidos como sencillos.
De entrada se podía percibir el buen manejo interpretativo de cada uno de los integrantes. La voz de Mercury, el manejo brutal de Deacon en el bajo (que contrastaba con su perfil silencioso), el ritmo frenético de Taylor y el virtuosismo más las capas de guitarra que aportaba May. Todo ello, más coros en los que participaba casi toda la banda (como lo demuestra la intro de “Son & daughter”).
“Liar” sirvió como una especie de declaración de principios musicales. Casi seis minutos y medio en donde todos los integrantes, tal como se menciona en el párrafo anterior, destacan por sí solos y en conjunto.
Pese a que el nombre del álbum es Queen, habitualmente se le suele mencionar como Queen I, ya que al año siguiente el cuarteto lanzó Queen II.
De acuerdo al portal especializado Discogs, actualmente el álbum debut del cuarteto cuenta con 219 versiones. Dos de ellas fueron publicadas en Chile (1974 y 1994), cuatro en Argentina y misma cantidad en Brasil, mientras México tuvo cinco ediciones distintas.
Las comparaciones de la prensa y la sorpresa de la “Red special”
Apenas lanzado el disco, el cuarteto británico fue calificado, de buena forma, como un “monstruo”.
“Queen tiene una serie de canciones increíblemente diferentes, desde el rock rápido a las baladas suaves. Hay matices de Yes y Black Sabbath, pero estructuralmente tienen un sonido original”, aseguraba la revista Melody Maker para presentar una entrevista realizada a Mercury y May sobre su primer álbum.
En esa misma senda, la revista Rolling Stone puso a “Great king rat” y “Doing all right” como ejemplos de la complejidad de la banda, mientras describía a “Keep yourself alive” como “un movimiento directo a la yugular”. En aquella misma publicación, Queen era mencionado como “el nuevo Zeppelin”, aunque también se les comparó con The Who.
Uno de los aspectos que más se mencionaba en la prensa de la época era la guitarra de Brian May. Conocida también como la “Red special”, fue fabricada por el músico y su padre. Aquella elaboración propia le permitió tener un sonido único, destacando especialmente en los bends de notas más altas. “Suena extraordinaria y le permite a Brian formar una base apasionadamente sólida para la voz de Freddie”, aseguraba Melody Maker.
Pese a que la recepción fue buena, Queen no se conformó y fue por más. No pasó un año del lanzamiento de su primer disco y ya estaban sacando otro, titulado Queen II (marzo de 1974). La batería ya sonaba mejor y Brian May comenzó a utilizar el Deacy Amp, un amplificador creado por John Deacon con un sonido único. Sumado a ello, los primeros indicios de lo que vendría comenzaban a verse: Freddie Mercury compuso “The march of the black queen”, considerada por muchos “la hermana mayor” de “Bohemian rhapsody”.