Peter Freestone, asistente del cantante, relata uno de los episodios más emotivos vividos antes del fallecimiento del líder de Queen, Freddie Mercury.
Peter Freestone, el asistente personal de Freddie Mercury durante doce años hasta el mismo día en que murió, el 24 de noviembre de 1991, arroja nueva luz acerca de cómo vivió sus últimos momentos el líder de Queen.
Freestone publicó un post en el blog de la página oficial de Freddie Mercury en el que recoge cuál fue uno de los deseos que quiso ver cumplido antes de fallecer víctima del sida.
El ex asistente personal se centra en la publicación en los días finales del cantante, cuando regresó a su casa desde Suiza, el 10 de noviembre de 1991. El cantante fallecería apenas dos semanas después.
Un poco más adelante, el 20 de noviembre, Mercury bajó las escaleras de su residencia con la ayuda de su guardaespaldas y chófer «porque quería ver algunas de sus obras de su colección de arte por última vez», de acuerdo con Freestone.
Durante el emocionante recorrido, el líder de Queen «fue comentando cómo y cuándo había adquirido alguna de las piezas. Evidentemente, había un ambiente sosegado en la casa en esos últimos días, pero Freddie fue el Freddie que conocimos hasta el final», según el que fuera su asistente.
Freestone también señala que el cantante parecía haber asimilado que el fatal desenlace estaba próximo.
«Creo que estaba en paz consigo mismo», apunta.
Mercury decidió parar la medicación, a pesar de que sabía que esa decisión tendría consecuencias fatales, y también buscó tiempo para despedirse de su familia y amigos. «Lo preparó todo él mismo. Creo que sentía que había llegado su hora», indica el ex asistente.
Sarcasmo
Freestone rememora en su blog personal (Phoebe es el apodo por el que se le conocía en la residencia londinense de Mercury, Garden Lodge) también una de las pocas veces que vio llorar al líder de Queen: tras la primera grabación de «Barcelona» con su ídolo, Montserrat Caballé.
En su escrito, el ex asistente personal tira de sarcasmo para pedir perdón a todos aquellos «que estuvieron cerca de Freddie durante los 12 años en los que trabajé con él», pero a los que dice no haber visto.
«Debo haber andado por ahí con una venda, con tanta gente que en internet dice haber conocido a Freddie mucho mejor que yo mismo, pero cuyos nombres ni reconozco», ironiza, antes de pedir que no se hable a la ligera sobre cosas que se ignoran y que encuentra «dañinas» contra quien ya no puede defenderse.