La película Bohemian Rhapsody muestra la traición de Paul Prenter a Freddie Mercury, pero ¿qué de cierto hay en esta historia?
Tengo que admitir que uno de los muchos pensamientos que saqué al salir del cine y ver por primera vez la película Bohemian Rhapsody fue: si Paul Prenter sigue teniendo familiares por ahí ¿qué pensarán de todo esto? Es decir, no creo que sea fácil para ninguno de nosotros ver a un hijo, hermano, sobrino o lo que sea en la gran pantalla retratado como una persona malvada hasta el punto de que todo el mundo lo odie.
Y ciertamente, el artículo que salió hace unos días sobre él y sus familiares defendiendo a Prenter no me sorprendió lo más mínimo, de hecho hasta tardó en aparecer bajo mi punto de vista. Las declaraciones de los familiares han sido contundentes: “El título de villano no representa a Paul en absoluto. Es asqueroso. Paul está muerto ahora, no puede defenderse. Paul no tenía ni una pizca de maldad en su ser. Era un chico muy gentil y amable. La película ha ennegrecido el nombre de Paul”.
Ciertamente ni yo ni nadie es quien para decidir lo que era o dejaba de ser Paul, pues sí es cierto que nadie de nuestro entorno lo conoció en realidad. Lo que sí sabemos son los datos que los propios allegados a la banda y Freddie fueron contando a lo largo de los años.
Paul fue contratado por John Reid para ser el ‘personal’ de la banda, pues el propio Freddie dijo en 1975: “Necesitamos un personal”. Y durante 10 años estuvo inseparable a la banda y sobre todo a Freddie. Sin embargo, los documentales de ‘Days Of Our Lives’ (2011) y ‘The Great Pretender’ (2012) ya fueron ennegreciendo su imagen de forma abismal, por lo tanto, es incierto que la película fuera la única que pusiese su status en este punto.
En dichos documentales, Mack relataba que Paul solía darse vueltas por el estudio cuando había cierta magia y se ponía nervioso porque era ‘la hora de irse de clubs’. Por lo que sí tenemos entendido, Paul le dio cierta libertad a Freddie de encontrar ‘oportunidades’ cada noche, y al parecer, si es cierto que en cierto momento, la banda lo vio con malos ojos, ya que llegado el momento, Paul no dejaba que Freddie contestara al teléfono (no sabemos si por petición suya) y cada vez que querían saber de Freddie, antes tenía que pasar por sus manos.
También se dijo que Paul pensaba que la guitarra de Brian estaba ya chapada a la antigua y que el sonido de Queen tenía que ir más por los derroteros que fue en Hot Space (posiblemente el momento culmen de su relación con Freddie), pero no tenemos datos esclarecedores de que por su culpa, Queen casi no se presentase al Live Aid, ya que lo único que nos relatan los documentales es que Freddie llevaba una etapa sin querer saber mucho de todo el ‘mundo Queen’.
Pero, de lo que sí tenemos que culpar a Prenter, es que a pesar de que Freddie le dio todo lo que pudo, en cierto momento, decidieron cortar la relación (sin saber exactamente el motivo), y tras la fiesta de cumpleaños de Freddie en septiembre de 1985, no se le volvió a ver junto a Freddie.
Freddie sí que tuvo el gesto de darle una gran suma de dinero para que rehiciera su vida. Paul, imaginamos que resentido por haberse sentido ‘despedido’, vendió la historia en 1987 de que Freddie estaba muriendo de SIDA por unas míseras libras (32.000 para ser exactos).
Y esto, señoras y señores, sí que es un gesto muy feo. La familia se pone de acuerdo en decir que esto fue un gesto feo por su parte, pero dicen que a Paul se le despidió una vez se enteró de que tenía SIDA. Necesitaba dinero para el tratamiento, y de paso, dicen que recibió muy poco a cambio de todo lo que él había hecho por Freddie y la banda.
La reacción de Freddie a aquel momento nos la hizo saber el propio Jim Hutton en su biografía ‘Mercury y yo’: “Freddie no pudo soportar aquella traición. No podía creer que alguien que había estado tan próximo a él pudiera portarse de una forma tan mezquina”. Hay que decir que tras aquello, John Reid, Elton John y todo el círculo de allegados le hicieron el vacío a Prenter para proteger a Freddie.
Prenter falleció de SIDA en agosto de 1991, rodeado de sus seres queridos, y a los pocos meses nos dejó nuestro ídolo del mismo mal.