Por qué una secuela de «Bohemian Rhapsody» no sería buena idea

Rami Malek Bohemian Rhapsody Live Aid

Recientemente el veterano guitarrista de Queen, Brian May, comentó en una entrevista concedida a Rolling Stone que una continuación de la oscarizada Bohemian Rhapsody no sería posible “por el momento”. Añadió que las cosas podrían cambiar, pero que sería difícil. “No creo que eso sea algo alentador que hacer. No digo que sea imposible porque hay una gran historia ahí, pero no creemos que sea la historia que queremos contar en este momento”, sentenció.

Obviamente, la gran mayoría de seguidores de Queen vería con buenos ojos otra película que continuase la historia y colocase otra vez al icónico frontman de la banda, el legendario Freddie Mercury, en la cartelera de los cines de todo el mundo. Sin embargo, aún siendo uno de los millones de amantes de la música de la reina, creo que una segunda parte de Bohemian Rhapsody no sería buena idea. Sin ánimo de soliviantar a los lectores, estas serían las razones…

Bohemian Rhapsody no fue ideada para tener continuación

El proyecto de Bryan Singer/Dexter Fletcher, que contó con el “asesoramiento” del propio May y el batería Roger Taylor, solo disponía a priori de una oportunidad, por lo que fue ideado con una trama cerrada, con un principio y final claros. De ahí que las dos horas y trece minutos de film resulten trepidantes, contando muchas cosas, pero también propiciando distorsiones en la historia real de la banda y pasando de puntillas sobre determinadas dimensiones y aristas del personaje principal. Con todo, una segunda parte de la película me parecería forzada, por cuanto Bohemian Rhapsody ya adelanta el final de Mercury, escenifica una despedida de la banda al completo sobre aquel escenario del Live Aid (en slow motion), y hasta incorpora la grandiosa The Show Must Go On a los créditos…

Bohemian Rhapsody

Un cambio de registro complicado

Bohemian Rhapsody no llega a ser una película Disney, apta para todos los públicos. Trata la homosexualidad de Mercury, el coqueteo con las drogas y las fiestas descontroladas, el SIDA…, pero sigue el esquema amable de otras tantas proyecciones de Hollywood. Es honesta, sí, pero está ciertamente edulcorada para llegar a cuantos más, mejor. Unos venerables Brian May y Roger Taylor cuidaron mucho la imagen que de ellos y de Mercury se pudiese proyectar, en el ánimo de alejarla de esa impronta salvaje, a veces decadente, de las estrellas del rock de siempre.

Así, una segunda parte que abordara la obra y milagros de la banda entre 1985 (después del Live Aid) y la muerte del cantante en 1991, supondría un cambio de registro cuando menos chocante. Vale que podría recoger momentos álgidos con las canciones de A Kind of Magic, Miracle, Innuendo y Barcelona (colaboración de Mercury con Montserrat Caballé), pero… ¿Cómo seguir esa estela feliz de Bohemian Rhapsody con una película que tendría que abordar la enfermedad, la decadencia física, el acoso de los paparazzi y la trágica y prematura muerte del líder de Queen? Sencillamente, no lo veo…

Bohemian Rhapsody

Segundas partes nunca fueron buenas

Este es uno de los mantras más repetidos en la historia del cine, pero podría darse aquí con otra película sobre Queen. En 2018, Bohemian Rhapsody fue todo un fenómeno de masas, arrasó en taquilla y culminó la fiesta con cuatro Óscars de la Academia (entre ellos el de Mejor Actor, para Rami Malek). Con un tiempo prudencial entre ambas películas, buenos trailers y mucho marketing, esta segunda entrega generaría nuevamente mucha expectación…pero nada garantizaría el éxito. Un guión endeble, el cambio de alguno de los actores del reparto original, o nuevas licencias con la historia real de la banda podrían dar al traste con la película.

No hay que olvidar tampoco que Bohemian Rhapsody relanzó este tipo de género cinematográfico, lo que podría propiciar una cierta saturación del público con los biopic musicales en no mucho tiempo. Como quiera que tras el de Mercury y Queen vino el de Elton John (Rocketman) y se esperan en próximos años los de Prince o David Bowie, tal vez no sería mala idea quedarse con el buen regusto del éxito sorpresivo, en lugar de abusar de la fórmula y pifiarla sin remedio…

 Un final idéntico

Como muchas otras secuelas del cine, el nuevo proyecto podría verse tentado a acabar, como en Bohemian Rhapsody, en un punto álgido. Y en este caso, la opción válida que aliviase el nudo en la garganta por la muerte del genio no podría ser otra que la del mítico concierto homenaje de Wembley en 1992. Muchos decibelios, mucho rock, mucha nostalgia…pero el mismo final que su predecesora.

En este sentido, una cuestión me intriga: ¿cómo se recrearía a tantas y tantas estrellas que participaron en aquel gran concierto? Todo lo que no sea Taron Egerton como Elton John y parecidos muy razonables para el resto me parecería una cutres…

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El ego de May y Taylor que podría eclipsarlo todo

Que los miembros activos de Queen dejaron su huella en Bohemian Rhapsody es una obviedad. Muchas veces dando una versión familiar y simpática de sí mismos; otras ensalzando su talento y virtudes (May el listo, Taylor el ligón; que si yo soy astrofísico, que si esta canción fue cosa mía…). Incluso rebajando la enorme proyección de Mercury, poniendo frases que chirrían en su boca, como en la escena de la rueda de prensa promocional del álbum “Hot Space”, en la que le “hacen” decir: “Yo no soy el líder de Queen, solo soy su cantante” (¡vaya que no!).

Mucho me temo que los buenos de Brian y Roger tratarían de hacer ver en esta nueva entrega cómo siguieron adelante, sobreponiéndose al dolor por la pérdida de su querido amigo, haciendo valer la “marca Queen” sin Freddie. Osea, media película dedicada al concierto de Wembley y sus asociaciones posteriores con Paul Rodgers y Adam Lambert. Y no. No es eso lo que la gente querría ver…