Freddie Mercury merece una calle en Barcelona

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Barcelona significó mucho para Freddie Mercury y la ciudad recibió mucha de su fama gracias al vocalista de Queen.

Garden Lodge, residencia de Freddie Mercury, hoy propiedad de su gran amor Mary Austin, en Londres. La estatua dedicada al cantante en Montreux, Suiza. La recién inaugurada calle Freddie Mercury en Múnich, Alemania. A falta de tumba conocida, estos podrían ser los lugares de peregrinación, más bien de foto para Instagram, de todo fan más o menos incondicional del desaparecido cantante británico. Y es que la figura del líder de Queen ha crecido en consideración en las últimas décadas, siendo hoy mucho más importante de lo que pareció durante toda su carrera. Un aura de leyenda recorre ahora todo lo que suena a Freddie Mercury y ello lleva indefectiblemente aparejado un deseo de reconocimiento público, obviamente, allí donde procede. No es el caso sin embargo de la ciudad de Barcelona, lugar donde se resiste el homenaje al frontman de Queen pese a existir motivos evidentes…

Y es que, de la mano de su amiga Montserrat Caballé, el músico inglés compuso una de las canciones más hermosas jamás dedicadas a una ciudad (Barcelona). Todo un himno que todavía hoy estremece y emociona a partes iguales, y que estará siempre ligado al imaginario colectivo de un pueblo, el catalán y el español, por cuanto la canción fue escogida como himno de los Juegos Olímpicos allí celebrados en 1992.

La historia de la canción

Mercury, un apasionado del género lírico, había acudido en 1983 a la Royal Opera House de Londres. Allí había visto interpretar a la española Un Ballo In Maschera (Un Baile de Máscaras), de Verdi. Desde entonces, su deseo de colaborar con Caballé no hizo sino aumentar…

En agosto de 1986, Queen actuaba en España dentro de la gira “Magic Tour” y Freddie aprovechó para dejarse querer… En una entrevista exclusiva al programa de la televisión pública española “Informe Semanal”, declaró que su cantante favorita era Monsterrat Caballé y que era a ella a quien escuchaba.

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Fue en marzo de 1987, tras la mediación de influyentes personas, cuando Freddie se desplazó a Barcelona para conocer por fin a la soprano. El almuerzo estaba previsto en el Hotel Ritz de la capital catalana. Al ver que la diva se retrasaba, Mercury afirmó estar seguro de que no acudiría a la cita. Pero apareció y comenzó entonces un distendido almuerzo con Peter Freestone y Jim Beach rompiendo el hielo. Al finalizar el mismo, Freddie se puso en pie y dijo:

Querida, tengo aquí un par de cosas, ¿te gustaría escucharlas?”

Ella asintió y Freddie puso los temas “Barcelona” y “Exercices in free love”. La reacción de Montserrat Caballé no pudo ser más positiva, ya que acto seguido preguntó a Freddie si tenía algo más y… por qué no grababan uno juntos. Mercury quedó en ese momento muy emocionado. Recuperada la compostura dijo con un ademán: “¿Por qué no, querida?”. La histórica colaboración estaba servida…

Méritos

Es probable que alguien argumente que Barcelona ya estaba en el mapa y era mundialmente conocida antes de la canción. Así como que la lista de personajes relevantes merecedores de tener el nombre de una calle o un monumento en la urbe es larga y meritoria. Sin embargo, no es menos cierto que no todos los días se juntan un mito del rock y una diva de la Ópera para crear una obra de arte en forma de canción, con especial dedicatoria a tu ciudad. Una canción que sigue llevando el nombre de Barcelona a todos los lugares del mundo a través de las ondas, y que aumenta, más aún si cabe, la universalidad de la ciudad catalana.

Cuando lees el nombre y la historia nada loable que hay detrás de algunos personajes que ya tienen asignada una calle en muchas ciudades, más incomprensible me resulta esta omisión. Mercury es música y la música es cultura. Poco más que añadir. A mí no me desagradaría nada que en mi ciudad una calle llevase el nombre de Freddie Mercury; e incluso el de Farrokh Bulsara. Sonaría bien, seguro.

Artículo por Alejandro Arbelo.

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