El actor cuenta cómo se preparó para llevarse el Oscar al mejor actor por meterse en la piel del líder de Queen en ‘Bohemian Rhapsody’.
Rocío Ayuso en El País.- El actor Rami Malek (Los Ángeles, 1981) lleva meses conviviendo con un regalo envenenado: interpreta al que seguramente es el divo rockero más grande de todos los tiempos, esa voz que nunca se ha ido, Freddie Mercury.
Malek se ha hecho popular por interpretar al hacker de la serie Mr. Robot. Nada comparado con el gigantismo de Bohemian rhapsody. Además, la realización de la película no ha sido lo que se dice un camino de rosas.
Al principio, en 2009, nadie cuestionaba que Sacha Baron Cohen sería el álter ego perfecto de Mercury. Tras cuatro largos años de desencuentros con el grupo (básicamente con el guitarrista Brian May y con el batería Roger Taylor), renunció en 2013, en lo que se tomó como el final del proyecto.
Pero apareció Malek para mantener el barco a flote. Y lo consiguió incluso cuando, casi terminado el rodaje, el director Bryan Singer fue despedido y sustituido. Todos confiaron en un nombre que no tantos conocen, en un actor en el que nadie pensó para resucitar a un personaje más grande incluso que su legado musical. Excepto él. Porque ambos están también unidos por una seguridad en sí mismos que les hizo, y les hace, ser quienes son.
Es fácil hablar del valor que tuvo a la hora de plantarse en Londres y decir: “Soy Freddie Mercury”. ¿Pero podemos comentar el pánico que vino con esa decisión? El terror lo mitigó la sensación de incredulidad que me acompañó siempre. Nunca llegué a creérmelo del todo, ni siquiera cuando me dijeron que el papel era mío. Pero sabía que tenía que ser yo. Por eso lo aposté todo, meses, incluso años, antes de que me dijeran nada.
¿Por qué? ¿Cuál es su afinidad con Freddie Mercury? En una de las miles de entrevistas y documentos que he visto de Queen, y le reto a encontrar algo que no haya visto, el grupo intenta explicar su éxito. Y Freddie lo resume a la perfección: fue un grupo de inadaptados en un mundo de marginados. Es algo con lo que me identificaba con Elliot en Mr. Robot y ahora con Freddie.
Me he sentido así, he lidiado con problemas de identidad. Sé que nuestros hogares fueron diferentes, pero como hijo de familia de inmigrantes puedo entender a un joven nacido en Zanzíbar [Mercury], criado desde los dos años en internados en Bombay y forzado a emigrar a Londres. Sé lo que es hablar un idioma distinto y comer otra comida de puertas adentro. Sé lo que es ser diferente.
¿Y en lo musical? No creo que exista un ser humano capaz de escuchar Bohemian Rhapsody sin que le llegue. Fue la canción que escuché una y otra vez en mi juventud sin saber por qué. Y creo que temas como We will rock you o We are the champions te conectan, no importa la raza, el sexo, tus creencias, te unen en una voz.
Pero Freddie me ha enseñado más. Con él, o por él, he conocido a Hendrix, a Bowie, el Cabaret de Liza Minelli o a Aretha Franklin. Era un gran fan que me ha formado musicalmente. Yo tenía un gusto muy ecléctico, tirando a tristón, que diría alguien, y ahora soy un enamorado de Bowie.
Son más las cosas que han cambiado en la vida de Malek. Antes de lograr el papel, y pagándola de su propio bolsillo, hizo que le fabricaran una dentadura postiza que le transformó en El Dentón, el mote que tenía Farrokh Bulsara en la escuela antes de convertirse en Freddie Mercury.
También antes trabajó la voz con el guitarrista Brian May y el batería Roger Taylor, los dos integrantes del cuarteto original que hoy continúan como Queen. Además, durante el rodaje entabló una gran amistad con la actriz Lucy Boynton, que interpreta a una de las musas de Mercury.
Pero si hay algo que Malek sabe cómo hacer es una entrada. Todo lo zarrapastroso y mosquita muerta que es en Mr. Robot lo tiene de estiloso este californiano de 37 años.
¿Ha heredado el estilo de vestir de Freddie Mercury? ¡Nunca tuve tantas pruebas de vestuario! Mercury fue único, la ostentación hecha hombre, la verdadera definición de la palabra extravagancia. Y no es por tirarme flores, pero me quedaban muy bien. Me divertí mucho con estas prendas.
El auténtico Rami Malek tampoco es especialmente discreto en la alfombra roja. Me siento más seguro cuando visto bien. No me pillarás por ahí con camiseta y vaqueros. Mi padre sabía vestir y eso lo heredé. Me parece un gesto de educación, pero también es algo que disfruto. La moda es una gran expresión artística, una forma creativa con la que mostrar claramente quién soy.
La película arranca con el concierto benéfico Live Aid en 1985. Han pasado más de tres décadas y el mundo está más dividido que nunca. ¿Es optimista con nuestro futuro? Si no lo fuera no habría razón para seguir. Intento serlo apoyando a diferentes organizaciones en Egipto o ayudando a los refugiados sirios. Me preocupa el acceso al agua potable en el mundo. Y la necesidad de alimentar a nuestra infancia. Quiero ser como Mercury, ayudar al cambio. Y mi voz, mi presencia, es lo más poderoso que puedo ofrecer.
No siempre fue así. Malek, hijo de inmigrantes egipcios en Los Ángeles, se sintió más de una vez fuera de una industria donde solo los blancos prosperan. Ahora la Academia le ha hecho un hueco en sus filas llevada por una ola de acogida a las minorías.
Pero hubo un momento en el que llegó a decir basta y se mudó a Argentina a pensar en su futuro. Fue en 2010, tras el rodaje de The Pacific, la miniserie de HBO sobre la campaña del Pacífico en la II Guerra Mundial. Cuando regresó encontró Mr. Robot, la serie con la que consiguió el Emmy a mejor actor en una serie dramática en 2016.
¿Alguna vez pensó que ganaría un premio como ese? De niño nunca te imaginas que algo así será posible. Como mucho, sueñas que podrás respirar el mismo aire que tus ídolos. Incluso cuando sucede, cuando dicen tu nombre, el de tu serie, es como si te sacaran por unos segundos de tu cuerpo.
¿Por qué dejó la interpretación después de The Pacific? Pensé que había hecho el peor trabajo de mi vida. Fueron unas condiciones de rodaje muy duras y me sentí bajo la lupa de [Tom] Hanks y [Steven] Spielberg [los productores de la serie], algo que me provocó mucho estrés.
Luego aprendí a echar menos responsabilidad en mis hombros. Si me hubieras dicho hace siete u ocho años que iba a ser el protagonista de una serie icónica en televisión y me iba a sentar con amigos como Brian May y Roger Taylor hablando de Freddie Mercury, me habría muerto.
Pero es una muestra de dónde puede llevarte tu trabajo como actor. A esa sonrisa que se forjó dentro de mi mente cuando finalmente me miré al espejo y todo lo que vi fue a Mercury.
¿Recuerda los momentos más frustrantes de su carrera? ¿Como cuando mi madre me preparó baklava [pastel de frutos secos típico de Turquía] para llevar a mi primer casting?
¿Consiguió el papel? No [risas]. En los castings temen que los envenenes. Claro que recuerdo los momentos frustrantes y cuando lo hago surgen los porqués. ¿Por qué llevé baklava? ¿Por qué hice esto? ¿Por qué lo otro? Esas constantes dudas. En eso no creo que haya cambiado tanto.