Paul Prenter: ¿Qué fue del hombre que traicionó a Freddie Mercury?

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Allen Leech en el papel de Paul Prenter en Bohemian Rhapsody.

Bohemian Rhapsody es la biografía musical más taquillera de la historia del cine y ha dejado para la posteridad un gran malo: Paul Prenter, el amante despechado que traiciona a su amigo.

Óscar Tévez en El País.- El 4 de mayo de 1987 fue uno de los peores en la vida de Freddie Mercury. Esa mañana supo que el que consideraba uno de sus hombres de confianza, su amigo, asistente personal y amante Paul Prenter, le había vendido por 32.000 libras (al cambio, unos 100.000 euros de hoy).

Prenter había contado los secretos de la estrella del rock al tabloide británico The Sun, que los había publicado con su habitual falta de escrúpulos. El líder de Queen entraba en los cuatro últimos y amargos años de su vida.

Prenter es, sin lugar a dudas, el villano oficial de Bohemian Rhapsody, la película dramática más taquillera de la historia. Además, es probable que el filme triunfe este domingo en la gala de los Oscar (está nominada a mejor película y actor, entre otras categorías técnicas) y promete una oleada de revisiones de grandes figuras del pop de los setenta en la gran pantalla. Este 2019 llegará la de Elton John y para 2020 está confirmada la de Cher.

La película se revela como un recorrido amable por la vida de Freddie y los suyos; de hecho, demasiado amable según algunas críticas, que consideran que se blanquea y simplifica la vida y la creatividad de Mercury. La historia termina en lo más alto y justo antes de que la vida del líder de Queen empiece a marchitarse (el final es el glorioso concierto en Live Aid). Eso sí, deja una semilla de la traición de Prenter. Antes de llegar ahí, veamos de dónde venía.

Freddie Mercury y Paul Prenter en una fiesta, en los ochenta, en una imagen captada en vídeo.

Poco se sabe de la juventud de Prenter, originario de Belfast, pero sí que su vida profesional empezó en la cadena Downtown Radio, donde en 1976 entró a trabajar como locutor de dos espacios: uno rendía homenaje a la música soul y otro a éxitos del pasado.

Pese a que la película sugiere que conoció a Mercury en 1975, no fue hasta 1977 cuando el pinchadiscos comenzó a trabajar para Queen y un poco más tarde cuando se convirtió en asistente personal de Freddie Mercury y, con el tiempo, también en su amante.

Bohemian Rhapsody sugiere que fue Prenter quien introdujo a Freddie en el mundo de las drogas y el sexo. Figuras cercanas al cantante, diversas biografías y medios británicos como The Guardian han dejado claro que Mercury no era una de esas personas que necesitase ser manipulado ni presionado para disfrutar de ciertos placeres.

Pero su influencia llegaría a lo musical también a principios de los ochenta. Es bajo el consejo de Prenter cuando se publica el que es considerado unánimemente el álbum más flojo de la banda, Hot Space. Este disco de 1982 fue la experiencia de Queen más alejado del rock. Recordemos que este álbum contiene uno de los grandes éxitos del grupo, Under Pressure, junto a David Bowie.

El resto de la banda no se quedó contenta con el resultado. Sin embargo, Freddie adoraba la música disco y, con Paul Prenter mediante, lo demostró en su primer álbum en solitario en 1984. El título no podía ser más oportuno para el mánager: Mr. Bad Guy (“Don Mal Tipo”). El acuerdo millonario con la multinacional CBS (un contrato de 3,5 millones de dolares, que al cambio serían hoy unos ocho millones de euros) fue gestionado por Prenter.

Las críticas fueron tibias, sobre todo del núcleo rockero de seguidores y medios musicales. De nuevo, la sombra de Prenter, que además había desaconsejado a su representado dar entrevistas, afectaba a Mercury y lo aislaba del resto del grupo.

En la película, Freddie despide a Prenter antes del Live Aid de 1985 y él deposita una especie de amenaza sobre él: “¡Sé quién eres, Freddie Mercury!”. La amenaza se cumplió, pero no como lo vimos en la película (una entrevista televisada), sino en una escrita y publicada en el tabloide The Sun en 1987.

El 4 de mayo de ese año cayó la bomba. En una entrevista con el diario británico, Prenter reveló que Mercury se había acostado con cientos de hombres (recordemos que, de forma oficial, el cantante nunca había salido del armario públicamente) y que hacía carísimos regalos a sus amantes (de diamantes a coches).

También dejó caer que Mercury tenía miedo al sida, ya que un examante suyo acababa de morir debido a esa enfermedad. El titular era: “El sida mata a dos amantes de Freddie”. Según contó Jim Hutton (la pareja de Freddie cuando este falleció) en sus memorias de 2005 (Mercury y yo), “descubrimos que le pagaron a Prenter cerca de 32.000 libras [al cambio unos 100.000 euros de hoy] por la historia”.

Fue en este momento cuando Freddie decidió cortar toda comunicación con Prenter. “En los siguientes días siguieron saliendo noticias en The Sun, y con cada episodio de la historia contada por Prenter, Freddie se cabreaba más”, recordaba Hutton en el libro.

Prenter vendió al periódico varias fotografías de Freddie con amantes que fueron publicadas a doble página, con el título: “All The Queen’s Men”. Traducido se lee como: “Todos los hombres de la reina”, un titular con un tono inequívocamente homófobo.

Prenter sí intentó contactar con Mercury después de aquello. Alegaba que había hablado presionado por el tabloide. Según contó Hutton, el exrepresentante se acercó varias veces a Garden Lodge (la mansión de Mercury en Londres, que heredó Mary Austin y en la que hoy aún vive ella), pero Freddie nunca lo recibió.

“Prenter trató de excusar su espantoso comportamiento diciendo que la prensa lo había estado acosando durante tantas semanas que finalmente se había quebrado bajo la presión”, escribió Hutton. “Freddie no estaba interesado en escuchar las excusas de Prenter; se sentía imperdonablemente decepcionado”, añadió.

Como si se tratase de un caso de justicia cósmica (aunque la muerte nunca es justa), Prenter falleció en agosto de 1991, tres meses antes que Mercury y a causa de complicaciones de la misma enfermedad que él aireó de su examante en la prensa.

Hasta ahí llegan sus similitudes: el tiempo ha dejado a uno como una leyenda mundial y a otro como un villano olvidado.

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