Susana Moscatel en Milenio.- Hace pocos días Brian May aclaró en sus redes sociales que no era verdad que Queen había rechazado ser el número de apertura de la próxima ceremonia del Oscar, agregando que solo estaban contentos por el éxito de la cinta Bohemian Rhapsody y que ahí se encontraría con su compañero Roger Taylor para apoyar el próximo 24 de febrero. En otras palabras, nunca los invitaron.
Es claro que las canciones que habitualmente se presentan ahí son las nominadas, y afortunadamente no trataron de enchufarnos un sencillo inédito de Queen en la cinta, para que la trama pudiera competir en la categoría (en la mayoría de las cintas musicales se avientan ese numerito, generalmente con resultados vergonzosos), pero ¿qué no quieren que la gente vea? ¿Qué no se dieron cuenta de que todos los que llevamos tres décadas amando a la banda ahí estaremos junto con los que llevan tres meses, ya que por su edad los descubrieron hasta esta cinta?
Supongo que la Academia cedió lo suficiente ante la solidaridad entre nominados musicales, que dejaron claro que cantaban todos o no cantaba nadie, y a mensajes más que directos contra la idea original de solo tener dos números musicales de las nominadas.
Por ejemplo, seguramente tomaron muy en cuenta a Lin-Manuel Miranda, quien interpreta a Jack en Mary Poppins, y quien es básicamente el rey de Broadway y menesteres similares en estos tiempos, cuando declaró que la primera vez que vio y se enamoró de la ceremonia del Oscar fue porque ahí estaba la cinta que lo cautivó para siempre, La sirenita, con sus canciones siendo interpretadas en la ceremonia. Aclaró que sería muy decepcionante si es verdad que Mary Poppins y otros nominados no se podrán ver y escuchar esa noche. (“Trip a Little Light Fantastic”, el gran número de ésta Poppins en el que participan todos, no fue nominado, pero sería increíble de ver en vivo).
Así que la unión hizo la fuerza para, aunque los están limitando a 90 segundos cada uno. Aunque me gustaría pensar que alguien hizo memoria y que también pudo haber influido unos de los momentos más inolvidables en la historia del Oscar, cuando el compositor uruguayo Jorge Drexler fue nominado por su canción “Al otro lado del río”, de la película Motorcycle Diaries. Era 2005 y los productores de la ceremonia no lo dejaron tomar el escenario porque “iba a bajar el rating al no ser conocido, y por lo lento de la canción”. Lo ofensivo del hecho no fue poca cosa y muchos nos pronunciamos en su momento por eso, pero la burla acabó siendo para los productores del show, cuando Drexler ganó la estatuilla y en lugar de solo hacer un discurso, logró cantar unas estrofas de su canción sobre el escenario después de todo.
Así que si no invitaron a Queen a tocar, pues mala tarde para todos, pero ¿seguros que no quieren recapacitar esta vez, señores del Oscar? Les juro que les dará más audiencia y a nosotros mucho placer que cualquier discurso político que se avienten este año.
Susana Moscatel en Milenio.