Bohemian Rhapsody se hace con el galardón a mejor drama y a mejor actor a Rami Malek. Freddie Mercury estuvo muy ‘presente’.
EL MUNDO.- Los Globos de Oro volvieron a convertirse en un reparto democrático de galardones. Una vez más, no hubo un nombre que sonara con una fuerza atronadora.
‘El vicio del poder’ y ‘Ha nacido una estrella’ partían como favoritas indiscutibles por nominaciones (seis y cinco) y apuestas, pero se fueron casi de vacío. La noche fue para un difunto, para Freddie Mercury y la inmortal banda británica que suena hoy con más fuerza que nunca. ‘Bohemian Rhapsody’, el filme biográfico sobre Queen, hizo pleno con dos de dos galardones, incluyendo el de mejor drama.
“Quiero darle las gracias a Freddie Mercury por darme el mayor placer de mi vida. Te quiero, hombre hermoso”, entonó emocionado Rami Malek, el actor californiano que encarna a Mercury en el filme de Bryan Singer y Dexter Fletcher. La suya también fue una sorpresa mayúscula. Todas las miradas apuntaban hacia Bradley Cooper por ‘Ha nacido una estrella’, espoleado por el favoritismo de la actriz elegida para su debut tras las cámaras, Lady Gaga.
Ni él ni ella hicieron buenos los pronósticos. La neoyorquina ayudó a la cinta a conseguir la única distinción de la noche, la de mejor canción por ‘Shallow’. Y hasta ahí. El resto se lo repartieron entre ‘Bohemian Rhapsody’, ‘Roma’ y ‘Greenbook’, que con tres Globos dorados terminó como la más condecorada de la velada en el Beverly Hilton de Los Ángeles.
Comenzó Mahershala Ali presentando su candidatura al Oscar con su Globo de Oro como mejor actor secundario, núcleo de la cinta sobre el pianista de jazz Don Shirley y ambientada en el Deep South de los años 60 en Estados Unidos. Minutos después, el filme confirmó su buena estrella llevándose el galardón como mejor guión original. Y como remate a tan digna faena, el Globo a mejor comedia o musical. Tres de cinco para el filme de Peter Farrelly.
Por su parte, ‘Roma’ prolongó la racha del cine mexicano en las últimas temporadas de premios. Alfonso Cuarón, como dueño incuestionable de la obra maestra, se llevó una de las ovaciones de la noche. Sólo las reglas de la HFPA (Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood) impidieron que participara como mejor cinta de drama, haciéndose con dos de los tres Globos de Oro a los que aspiraba, el de mejor director y el de mejor película extranjera. Le dedicó el triunfo a México y a Yalitza Aparicio, la mujer que encarnó el papel de la criada en el retrato intimista de su infancia.
Christian Bale si cumplió con el guión establecido. Se volvió a salir haciendo de un personaje detestado por las masas, Dick Cheney y, por ello, se llevó a casa el premio como mejor actor de comedia o musical, el segundo de su carrera. “Gracias a satán por darme inspiración para hacer este papel”, dijo el protagonista de ‘El vicio del poder’, en clara referencia al ex vicepresidente de EEUU.
Glenn Close, por su parte, no cabía en sí del gozo cuando sonó su nombre como mejor actriz de drama por La buena esposa. Después sollozaba sobre el escenario del hotel Beverly Hilton en Los Angeles y puso a sus colegas en pie. “45 años hace que soy una actriz trabajadora y no podía imaginar una vida más maravillosa”, indicó.
Olivia Coldman, protagonista de ‘La favorita’, fue la encargada de arrebatarle la ilusión a Lady Gaga como mejor actriz dramática. ¿Quién sabe si los Oscar le darán otra oportunidad?
Regina King (‘El blues de Beale Street’) dio la campanada como mejor actriz secundaria, imponiéndose al favoritismo de Amy Adams y Emma Stone. Además,aprovechó su momento para velar por la causa feminista. Se comprometió a emplear un 50% de mujeres en sus producciones en los próximos dos años. “Reto a cualquiera que esté ahí fuera, con una posición de poder, a que haga lo mismo”, indicó con emoción.
Como mejor cinta animada, ‘Spiderman: Into the Spider-Verse’ pudo con una de las mejores películas del año, ‘Isle of Dogs’, de Wes Anderson, en un apartado en el que también competían ‘Ralph Breaks the Internet’, ‘The Incredibles 2’ y la japonesa ‘Mirai’.
Todo un circo comandado por Sandra Oh y Andy Sanberg, la pareja designada para presentar la gala. El suyo fue un trabajo cordial, correcto, pero desprovisto de malicia y picante. Tiraron del clásico recorrido por los nominados para hacer sus gracias sobre los temas que imperan en Hollywood, y aprovecharon para mofarse del hecho de que los Oscar aún no tienen presentador.