En una de sus citas más célebres Freddie Mercury sentenció: “Siempre supe que era una estrella y ahora, el resto del mundo parece estar de acuerdo conmigo”.
Alejandro Arbelo.- El rescate de esta genial afirmación del genio británico no es casual, sino que se me antoja perfecta para describir el boom que se está viendo en pleno 2018 con Queen. Nada más y nada menos que 28 años después de la publicación del último álbum de estudio de la banda con Mercury vivo (“Innuendo”), todo el mundo parece convenir en que Queen es una de las mayores bandas de la historia de la música (si no ya la principal), estando sorpresivamente de nuevo en el candelero.
Y ello, obviamente, a raíz del estreno de la esperadísima película sobre la vida y trayectoria de Mercury y Queen, “Bohemian Rhapsody”. Tras las primeras críticas internacionales, poco positivas, nada hacía presagiar el arrollador éxito de público cosechado por la obra, que tiene el honor de ser ya el biopic musical más taquillero de la historia (ha recaudado hasta el momento más de 604 millones de dólares en todo el mundo).
Además, la mítica canción que dio título al film también se ha colocado recientemente como la canción más escuchada en streaming del siglo XX y la canción de rock clásico más escuchada en streaming de todos los tiempos (ha superado los 1,6 mil millones de streams mundialmente, batiendo a Smells Like Teen Spirit de Nirvana).
La música de Queen, sus hits atemporales, sus álbumes recopilatorios, vuelven a sonar con insistencia y proliferan los especiales en radio y los artículos en prensa, escudriñando desde los inicios de Freddie en Zanzíbar hasta su relación con Mary Austin o el misterio de la letra de Bohemian Rhapsody (la canción)…
Ante este aluvión y demanda popular de material de Queen, no han sido pocas las voces discordantes que en Twitter han mirado con recelo a esta nueva oleada de queeneros que empiezan a comprar ahora la discografía de la banda o a posicionar a Queen en los primeros puestos de Spotify. Vienen a sentirse agraviados porque, ciertamente, muchos de nosotros ya teníamos a la banda y a su líder, Freddie Mercury, en el Olimpo del rock y de la música, habiendo creado mucho antes del biopic un sentimiento de propiedad y pertenencia que hacía las veces de rasgo diferenciador con respecto al resto del mundo (algo así como: “nosotros descubrimos a Queen antes, nosotros éramos distintos por Queen”).
A este respecto opino que, como en la vida misma, cuando una familia crece, es síntoma perpetuación y éxito. Así, el fenómeno Queen, tras 48 años de existencia (28 sin su líder), sigue gozando de una envidiable salud que lo devuelve a la actualidad una y otra vez, ya sea por batir récords de taquilla, reproducciones o ventas. Y ello no sería posible si la gran familia queenera no sumase nuevos miembros, unos por recomendación de amigos y familiares; otros por repuntes de popularidad de la banda como el actual. Sea como fuere, parece que cada vez más gente está de acuerdo con Mercury…
Así con todo, por este motivo, bienvenidos nuevos queeneros/as. Disfrutad de este grandioso legado musical.
Larga vida a la reina.