Tras 26 años de la muerte de Freddie Mercury el legado continúa y las críticas también. La carrera de Queen, siempre fue juzgada por ser los parias del rock, pero el talento logró que trascendiera generaciones.
Andrés Cantuarias.- Esta semana se estrenó a nivel mundial, Bohemian Rhapsody, antes de ser liberada al público general, la crítica especializada internacional la destrozó. Por esta razón, el espectador no tiene muchas expectativas antes de sentarse en la butaca. Sin embargo es un film divertido de principio a fin. Con la esencia de Queen.
Rami Malek, el actor de 37 años quien interpreta a Freddie Mercury, famoso por la serie Mr. Robot, y quien realiza un notable personaje secundario -para Oscar- en Papillon (2018), desentraña el misterio del vocalista de una las bandas más populares de la historia. Logra los gestos, el acento, con un gran parecido físico, en el metraje entregó credebilidad a los momentos más íntimos de la vida del artista. Digan lo que digan es un actorazo.
El film es un biopic centrada en la vida de Farrokh Bulsara más conocido como Freddie Mercury. La historia parte desde que nace Queen hasta su histórica presentación en Live Aid frente a 1.500 millones de espectadores (según The New York Times; 1.900 millones según la CNN), transmitido desde Londres hacía 150 países.
Lo bueno: El casting de la película es notable. Los actores que interpretan a los integrantes de la banda: Gwilym Lee como Brian May, guitarrista; Ben Hardy como Roger Taylor, baterista; Joseph Mazzello como John Deacon, bajista. Cada uno de ellos, ¡sobre todo Brian May!, son muy cercanos a la realidad, uno de los puntos más difíciles de lograr en un biopic. Y aquí lo hicieron.
La interpretación de Malek transmite la nostalgia que pocas veces se habló de Freddie, porque a pesar de ser una tipo muy alegre, tenía muchos momentos de soledad, y -como todos- problemas existenciales. Los ojos expresivos del actor lograron enseñarnos ese lado tan guardado y desconocido del artista de Zanzíbar. Además de mostrarnos con delicadeza la relación con Mary Austin (Lucy Boynton), esa amistad preciosa con quien fue su primera novia y la heredera de toda su fortuna. El amor por sus gatos y su última pareja: Jim Hutton.
Lo malo: Final abrupto. Los problemas de dirección con el despido de Bryan Singer y Dexter Fletcher terminado la postproducción se notó en la cinta. Al final, tirando toda la carne a la parilla, disfrutando ese momento clave que cambió la historia del rock en Live Aid: solo música, una perfecta imitación, pero un show que solo se disfruta en el cine. Pudo ser más.
Todo va muy rápido. En pocos minutos pasaron de ser unos desconocidos a convertirse en lo que todos conocemos de Queen. Otro punto que se puede considerar negativo es que Malek no canta en la película, pero ¿cuál es la probabilidad de encontrar un actor con la voz de Mercury?
¿Es una película comercial?, sí lo es. Quizás no es cine arte. Quizás no gane ningún premio. Pero es ver a Queen. La puedes revisar una y otra vez sin problema.
Para los fanáticos del rock: recuerda cómo se estructuró The Doors Movie de Oliver Stone de 1991. Quien recibió las mismas críticas que Bohemian y ahora es un clásico del “cine rock”. El Freddie Mercury de Rami Malek es comparable con el Jim Morrison de Val Kilmer.
A pesar de que es una historia que no ocupa muchos recursos cinematográficos, y por la razón que ha recibido crudas críticas. Se convertirá en una pieza clave para entender una de las etapas del rock. El fanático -no el quisquilloso- disfrutará de este metraje lleno de música, anécdotas y que no aburre en ningún momento. Aunque muestra una pincelada de los excesos de Mercury, es suficiente para las 2 horas 15 de duración.
Tras ocho años desde el inicio del proyecto, el film con un costo de 52 millones de dólares concluye la espera convirtiéndose, a pesar de la crítica, en su primer día de exhibición en Chile, como la segunda más vista del año. Solo en EE.UU. recaudó en los primeros días 150 millones USD.
