«Bohemian Rhapsody», la película de Bryan Singer, recorre la vida del mítico cantante Freddie Mercury y del grupo al que perteneció: Queen.
Lorena López en ABC.- Farrokh Bulsara, tras una larga y constante lucha contra todos aquellos que pusieron en duda sus sueños, consiguió convertirse en quien siempre había sentido que tenía que ser: Freddie Mercury.
El vocalista, a quien da vida Rami Malek en «Bohemian Rhapsody», había logrado transformar y liderar a la pequeña banda que se escondía tras el nombre de Smile –de quien Mercury se había declarado fanático antes de formar parte– y crear lo que terminaría siendo una leyenda de la música: Queen.
En 1975, ya habían grabado y publicado tres discos. Con ellos, se habían posicionado como uno de los grupos revelación del momento, tanto por lo innovador de su música como por el carisma que demostraba Mercury sobre el escenario.
Queen ya había protagonizado giras hasta en Japón, pero con su cuarto álbum llegó un momento decisivo en la carrera de estos cuatro músicos. Juntos, querían crear algo que hasta el momento no se hubiera visto en la música moderna. «Queríamos que fuese como una noche en la ópera», reconoció el cantante. Para ello, se invirtió mucho tiempo y dinero para el disco «A Night at the Opera».
Cuando Freddie Mercury, Brian May, Roger Taylor y John Deacon fueron a las oficinas de EMI para mostrar cómo había quedado finalmente su creación, la reacción fue buena (especialmente si tenemos en cuenta lo atrevido de la grabación); sin embargo, cuando pusieron la canción que ellos querían que fuese su single, «Bohemian Rhapsody», la respuesta fue clara: «No».
Pero ¿por qué? Según el agente que les recibió, la duración era tan extensa que las radios no la aceptarían y, por lo tanto, no tendría promoción alguna. Tanto los medios como sus seguidores les darían de lado.
Por suerte para nosotros, la banda no se rindió. Freddie Mercury trazó un plan b y le entregó a su íntimo amigo Kenny Everett una copia que llegó a reproducir hasta 14 veces en un solo fin de semana en el programa que tenían en 1975 en Radio Capital UK. La recepción del público fue positiva y volvieron a demostrar que querían más música de Queen. Esto terminó por convencer a EMI para que le dieran una oportunidad a «Bohemian Rhapsody» y, finalmente, lo lanzaran como single.
«Nos parecía que la ‘Bohemian Rhapsody’ captaba casi todos los estilos que estábamos haciendo», dijo Freddie Mercury en entrevista con la revista «Phonograph Record» en 1976. «No tiene misterio, se explica por sí sola: lo único es que incluye algunos disparates en el medio», comentó el batería Roger Taylor a BBC.
Sin el apoyo de la crítica
El primer single de «A Night at the Opera» no fue valorado por la crítica de su tiempo. Mientras que la «Rolling Stone» apenas mencionó que la canción se trataba de una «mezcolanza de bronce», la revista «Time» fue implacable con su crítica: «Desafortunadamente, las letras de Queen no son cosa de sonetos».
No fue la única. «The New York Times» dijo sobre un show en el Madison Square Garden en 1977: «Líricamente, las canciones de Queen se las arreglan para ser pretenciosas e irrelevantes. Musicalmente, con todo el virtuosismo –a pesar de que estaba un poco engañando en la parte media compleja de su ‘Bohemian Rhapsody’, con el escenario vacío y luces intermitentes– las canciones siguen sonando en su mayoría bastante vacías, con todos los flash y el cálculo».
Pero la canción llegó rápidamente a la parte alta de los ránking musicales y actualmente es considerada como uno de los temas más importantes de la historia del rock; incluso el Libro Guinness de los Récords lo nombró el mejor sencillo británico de todos los tiempos y la revista «Rolling Stone» rectificó y la ubicó en su lista de las mejores canciones de todos los tiempos en 2004, concretamente en el puesto 163
Su éxito, según el académico del University College de Londres Matthew Beaumont, se debe a la arquitectura de la canción. «La arquitectura de ‘Bohemian Rhapsody’ es consciente y ostentosamente barroca. Es rica en adornos, detalles curiosos, ocasionalmente con influencias marroquíes. También es poderosa, a veces marea, cambia de registros y tiene una emotividad lacrimosa que es casi imposible de resistir», aseguró a BBC.
A «Bohemian Rhapsody» le acompañó uno de los mejores vídeos musicales de todos los tiempos en Reino Unido, que tuvo un coste de unas 4.500 libras de la época. Además, el éxito de este video supuso un aumento de creación de videoclips para que acompañaran a los sencillos, algo que aún no era muy común para las discográficas en esa época.
Un sueño
La canción nació en una noche de inspiración de Freddie Mercury, o al menos eso es lo que cuentan un sinfín de rumores. Al parecer, el cantante se despertó con una idea en la cabeza y decidió acercarse al piano y tocarla inmediatamente.
Sin embargo, los componentes de la banda aseguraron que el líder de Queen trabajó en esta pieza mucho antes de que comenzaran a componer el disco que la contendría, «A Night at the Opera». Cuando aún estaba en la escuela de arte, en 1968, escribió algunas de las frases de la misma. Eso sí, tenía un título muy distinto: «The Cowboy Song».
Si es cierto que Mercury se despertó más de una noche con alguna idea que había tenido mientras soñaba para sumarla a la que terminaría siendo «Bohemian Rhapsody». Brian May, el guitarrista de Queen, afirma que cuando comenzaron a dar forma a la canción final, no tenían ningún guión. Solo había una treintena de trozos de papel en los que Freddie Mercury había ido apuntando notas que solo él entendía.
Con una duración de casi seis minutos, podemos imaginar que el proceso de grabación fue más largo y complejo de lo normal. «Bohemian Rhapsody» se grabó en unas tres semanas y se realizó en seis estudios diferentes. De hecho, solo la parte de ópera que compone la canción ocupó gran parte de la grabación, según el productor Roy Thomas Baker. Esto era algo impensable antes de «A Night at the Opera» ya que ese era el tiempo que se solía utilizar para grabar un álbum completo de rock.
Además, grabó con la técnica overdubs, también conocida como apilamiento de capas de audio. Consiste en sobreponer pistas de audio que han sido grabadas con anterioridad para que el músico que está en el estudio de grabación en ese momento pueda escucharlo y añadir a esta su interpretación. Pues se utilizaron unas 180 grabaciones de este tipo, que después se incluían en submezclas cortándose con navajas y volviéndose a unir con cinta adhesiva. De hecho, se cuenta que estas cintas acabaron transparentes al desgastarse la capa de óxido que las recubre por reproducirlas tantas veces.
Discrepancias en el grupo
Durante los días de grabación del disco, no faltaron los momentos de tensión entre los integrantes de Queen. Tantos fueron que el productor Roy Thomas Baker llegó a habilitar una habitación privada en la que discutir. Para que os hagáis una idea de los ánimos que tenían los integrantes del grupo, el batería Roger Taylor se encerró en el armario de las cintas porque quería que su canción «I’m In Love With My Car» fuese la cara B de Bohemian Rhapsody. Y lo consiguió (gracias al apoyo de EMI).