Que un cantante de rock como Freddie Mercury se atreviera a cantar con una soprano como Montserrat Caballé es sin duda un hito.
1983, Freddie finalmente accede a ir a la ópera, persuadido por su asistente personal Peter Freestone, el cual es un apasionado de éste género.
Mercury se sienta en la butaca junto a Peter; van a ver al afamado Pavarotti y a una tal ‘Montserrat Caballé’… Pocas palabras hay para describir lo que sintió Freddie al escuchar la voz de esa soprano, ahora tenía un objetivo en la vida, conocerla.
Durante años, Mercury habló incansablemente sobre la experiencia que vivió en Covent Garden en 1983. Incluso cuando terminó su ansiado primer disco en solitario, en mitad de la escucha, detuvo la grabación y puso a Montserrat Caballé.
Les dijo a todos los asistentes: “escuchen esto. Es la voz más bonita que he escuchado en la vida”. Pero claro, Freddie suponía que jamás una gran cantante soprano como ella se fijaría en un cantante de rock como él.
En 1986, Queen va finalizando su gira Magic Tour por España, y en una de sus tres fechas recalan en la capital catalana, donde son entrevistados por el gran programa, Informe Semanal.
Cuando le preguntan a Freddie: “¿qué música escucha?”, sonríe y dice: “nunca se lo creerá… pero escucho mucho a Montserrat Caballé, tiene una voz increíble y me encanta.” Freddie sabía que la gente creería que el comentario lo realizaba por estar en dicha ciudad… pero dejó claro que no era así, y que realmente le encantaba.
De alguna manera, los comentarios llegaron a oídos de Montserrat Caballé. Y tras la gira y su conveniente descanso (Freddie se fue de vacaciones con Jim Hutton a Japón), Mercury quiso volver a lanzar un mensaje subliminal a la soprano.
Mercury, junto a Mike Moran pasó algunas semanas en el estudio entre finales de 1986 y 1987. El plan era trabajar en varias ideas que Mercury tenía para un futuro disco; pero mientras, se le ocurrió realizar un single de un cover de Los Platters.
El tema en cuestión, The Great Pretender le venía como anillo al dedo al señor Mercury, pues expresaba a la perfección lo que él hacía en el escenario y de cara al público, ‘fingir’ ser alguien que no era en su vida real…
Como cara B de dicho single, a Freddie y a Mike Moran se les ocurrió realizar un experimento: cantar una pieza clásica con Freddie emulando la voz de una soprano.
Nunca fui gran seguidor del tema resultante (Exercises In Free Love) pero es, sin duda, meritorio ver como Mercury era capaz de cantar con esa maestría.
Montserrat por su parte, había recibido la llamada del comité de las Olimpiadas, debido a que en 1992, se pretendían celebrar los juegos olímpicos en Barcelona, y como tal, querían a alguien que representara a la perfección Barcelona para interpretar un himno a la ciudad elegida.
Caballé era la candidata perfecta, por lo que ella, con mucho gusto, asumió el reto. Justo en ese momento, llegó a sus oídos que un tal Freddie Mercury quería conocerla y que hacía pocos meses había hablado en la TV española sobre ella… las piezas parecían encajar.
Por lo que, sin pensarlo dos veces, decidió contactar con ‘ese cantante de rock británico’ e intentar hacer algo juntos. Freddie, en ese instante se encontraba en el estudio trabajando en su segundo disco en solitario, cuando recibió la llamada de su manager contándole que Montserrat Caballé quería conocerle.
Rápidamente, concertó una cita en el hotel Ritz de Barcelona, para hablar de la posibilidad de cantar juntos. Freddie estaba más nervioso que nunca. Peter Freestone, que le conocía desde hacía más de una década, jamás lo había visto en ese estado.
Cuando finalmente Montserrat apareció, el universo se paralizó; daba la impresión de que todo giraba en torno a ella.
Freddie, muy nervioso, rápidamente le dijo: “he escrito una canción para ti… ¿quieres escucharla?” Se trataba de Exercises In Free Love, y Montserrat quedó maravillada con la voz de Mercury…
Le preguntó sorprendida: “¿realmente eres tú?” a lo que Mercury asintió con la cabeza. El cantante quiso que el tema lo cantase la soprano; pero ella, muy inteligentemente, deseaba algo más de Freddie: que escribiera una canción para su ciudad natal, para Barcelona.
Mercury se quedó atónito, pero aceptó el reto sin dudarlo.
De vuelta a casa, Montserrat iba a conceder un recital en el Covent Garden de Londres, y Mike Moran y Freddie Mercury estaban invitados a ir a verla. Allí asentados, Mercury perdió de vista a Moran, y al final del recital, su compañero de fatigas de por entonces, apareció sentado al piano en el escenario con Montserrat al lado.
Juntos interpretaron Exercises In Free Love. Montsy (como así le gustaba llamarla Freddie) había preparado todo en secreto para darle una sorpresa a Mercury.
Finalizada la pieza, Caballé comentó que el artífice de todo aquello era su amigo Freddie Mercury.
La totalidad del público asistente al evento se giró para mirarle, y le aplaudieron. ¡Mercury no cabía en sí de gozo! Era la primera vez que recibía una ovación en el Covent Garden.
Tras el recital, Mercury invitó a Montserrat a su casa a cenar. Allí, junto a Mike Moran, empezaron a improvisar alrededor del piano algunas ideas que ya había concebido para el tema ‘Barcelona’, que por entonces, simplemente se llamaba ‘Idea’.
Gracias a Dios, aquella flamante sesión se grabó (Peter Freestone, puso una grabadora cerca del piano) y en esa grabación pudimos escuchar algunas maquetas de lo que iba a ser su obra conjunta.
Mercury estaba nervioso; pasaban las horas, en plena madrugada, y aquello no parecía terminar. Montserrat tenía que coger un vuelo a la mañana para seguir la gira. Freddie no paraba de decirle: “Montsy, deberías irte…” y ella entre risas le decía: “¿es que quieres que me vaya?” y Mercury espetaba: “por supuesto que no, pero tienes que coger un vuelo mañana y debes estar cansada…” ella, siempre en clave de humor, le respondía: “debo de sonar terrible a las 6 de la mañana.”
Pues sí, hasta las 6 de la mañana Montsy pasó una dulce velada en compañía de su hermano, de su manager, de Mercury y Mike Moran. Cuando salió de allí, todas las cámaras estaban preparadas para captar a la diva saliendo de Garden Lodge a altas horas de la madrugada. Los periodistas le preguntaban: “¿Qué ha hecho hasta estas horas en casa de Mercury?” y ella respondía: “pues de todo, menos de lo que estáis pensando…”, entre risas.
Mercury se puso las pilas. Con esas grabaciones que habían realizado de forma casera, empezó a trabajar en varias ideas para montar el tema Barcelona en el estudio. Freddie telefoneaba a Montsy para contarle cómo iban las cosas, y preguntar cuándo podría volver al estudio y hacer algunas pruebas.
Pero claro, la forma de trabajar de una soprano, no es la misma que la de un músico de rock. Montsy le decía: “a ver, tengo 3 días libres en mayo… podría ir.” Mercury, se quedaba alucinado y pensaba: “madre mía, en tres días no va a dar tiempo a realizar todo…”, pero así era como trabajaban ellas.
Algunas de las maquetas que Mercury realizó junto a Mike Moran y David Richards tuvimos la suerte de escucharlas en la recopilación de Freddie Mercury Solo en el año 2000; y son, sin duda, fantásticas.
Montsy telefoneó diciendo que podría ir al estudio la siguiente semana. Mercury se volvió loco. Empezó a prepararlo todo para que el lugar estuviese en buenas condiciones, y así pudiera estar lo más a gusto posible. ¡Incluso hizo remodelar todo el aseo de mujer del estudio por si en algún momento tuviera que usarlo!
Estando allí, y trabajando en la canción Barcelona, la cual estaba ya escrita y lista para grabar, Montsy le dijo a Mercury: “¿es que solo vamos a hacer un tema?”. Mercury no se lo creía, y le dijo: “bueno, podemos ver qué pasa… si te gustan mis canciones…”.
Montsy, muy alejada de saber cómo funcionaba el mundo del rock, preguntó a Mercury: “¿Cuántas canciones suele tener un disco de rock?”, y Mercury respondió: “pues unas 10…”. Montsy, emocionada le dijo: “pues haremos 10 canciones. Prepara 10 canciones para mañana.” Freddie se emocionó al mismo tiempo que rió viendo la reacción tan dulce de la soprano.
El single Barcelona estaba preparado para su lanzamiento mucho antes de que el disco estuviera terminado. El comité olímpico tenía su tema listo.
Por lo que en previsión de los muchos eventos que iban a sucederse durante las próximas semanas para promocionar la elección de Barcelona como sede Olímpica en 1992, decidieron editar el tema mucho antes de que el disco estuviera terminado.
El single fue un absoluto y rotundo éxito. Los críticos quedaron atónitos. En España llegó al número 1 y en Inglaterra al número 8. Los críticos musicales espetaban: “esto es una nueva barbarie del señor Mercury”, pero claro, aquella diva llenaba Covent Garden; Freddie sabía lo que hacía, entonces (y para no quedar mal) comentaban: “es diferente…”.
Montsy grabaría un videoclip del tema junto al vocalista de Queen; algo que jamás se había realizado anteriormente (los videoclips como tal no existen en el mundo de la ópera) y, de hecho, fue el único videoclip que grabó Montsy en vida.
El video se rodó en los Pinewood Studios de Londres el 8 de octubre de 1987, y los siempre entregados fans de Queen, formaron parte del público allí presente.
Con todo listo, el single se presentó en el Ku Club de Ibiza, el 29 de mayo del 87, mucho antes de su lanzamiento como single.
Con un Mercury muy nervioso… una vez concluida la presentación y visualizadas las imágenes del evento, se reflejó en su rostro la satisfacción inmensa que le proporcionaba un trabajo bien hecho. Freddie de hecho, pasó allí unos merecidos días de descanso, tras el evento.
Ahora, y tras la euforia inicial después el lanzamiento del single, quedaba un largo trabajo para finalizar el disco conjunto que le había prometido realizar a Montsy.
Mercury y Moran decidieron que este trabajo no contaría con la presencia de una orquesta, y que sería mayoritariamente grabado con ayuda de sintetizadores; simplemente porque de este modo, el cantante podría tener mayor control de todo lo que acontecía a su alrededor; y cierto es que el tiempo era escaso.
Aquellas sesiones del disco Barcelona supusieron un mundo para Mercury. Hacía pocos meses que se había realizado la prueba del VIH y había dado positivo.
Los médicos no le daban muchas esperanzas de vida, y Mercury quería trabajar incansablemente para olvidarse de problemas mayores.
Montsy detectó algo extraño en su conducta a raíz de aquello. Freddie no sabía a ciencia cierta la enfermedad que padecía, ni qué consecuencias podría acarrear a las personas de su círculo más cercano.
Le advertía a la sorprano que no podían darse dos besos como solían hacer cada vez que se veían, y que por favor, nunca bebiera de su copa. Esta pensó que estaba enfadado con ella por algún motivo; pero lejos de esto, Freddie, simplemente temía poder transmitir ese virus a otra persona; y sobre todo a ella, a la cual tenía un enorme cariño.
Un día, Mercury no pudo ocultarlo más y decidió contarle lo que sucedía; Montsy no entendía nada: “pero si te muestras tan fuerte… y tienes esa voz…”
El primero, con una sonrisa le respondió: “sí, aún puedo hacerlo… pero llegará el día en que no pueda más y lo sé. Me sentía en la obligación de decírtelo”.
Ella entonces le contestó: “para nada, no tenías ninguna obligación de contármelo; Pero te agradezco que me lo hayas confiado… eso significa que soy una gran amiga para ti, y es lo más importante.”
El ambiente en el estudio volvió a fortalecerse a raíz de aquella confesión que brotó de las entrañas de Mercury y las sesiones siguieron adelante.
Freddie y Moran llegados a un punto, tuvieron dificultades para continuar con el trabajo, y desesperados llamaron a un letrista profesional de nombre Tim Rice; el cual les ayudó con la gestación de algunas letras de los temas.
Con el disco acabado, Freddie vio cómo su último trabajo en solitario salía al mercado el 10 de octubre de 1988.
Compuesto por ocho temas llenos de melancolía y tristeza, Mercury dio a luz el que posiblemente fuera el disco de su vida. En España salió tres semanas antes, el 21 de septiembre, vendiendo 10.000 copias en sus primeras tres horas a la venta.
El álbum fue presentado en playback el 8 de octubre de 1988 en un evento llamado: La Nit; celebrado en el Castillo de Montjuic, festejando la llegada de la llama olímpica a la capital catalana.
Se rumorea que iban a actuar en directo, pero Freddie se encontraba en mal estado y en el último momento tuvieron que hacerlo en playback.
Mercury se mostró muy descontento tras la actuación; pues debido a un error, el playback sonó más lento de lo normal, lo que le irritó sobremanera.
Montsy y Freddie dejaron de verse por cuestiones obvias una vez finalizado el evento.
Freddie pasó el resto de su vida trabajando en los últimos discos de Queen. A pesar de todo, su gran amistad con la soprano le acompañó hasta el día de su muerte; meses antes de este luctuoso acontecimiento, Montsy le dedicó unas hermosas palabras a su amigo, mientras se encontraba grabando uno de sus discos.
Esta última, recordó que Mercury le contó en una ocasión que querría haber grabado el aria de El Fantasma de la Ópera junto a ella.
Montsy, en su día le prometió que lo harían, pero conocedora del delicado estado de salud de su amigo, que se enfrentaba a los últimos meses de su vida; Decidió grabar el aria de El Fantasma de la Ópera para él.
Caballé llamó a Freddie, y le comunicaron con él.
Estaba en la cama descansando, y ella misma le dio la noticia. Freddie le pidió que le pusiera la grabación al teléfono, y esta así lo hizo.
Mercury se emocionó escuchándola y cantó también. Las últimas palabras que le dirigió a su amiga fueron: “muchísimas gracias Montsy, gracias de verdad”.
Tal vez hoy, lo primero que haya hecho nuestro Freddie nada más verla cruzar las puertas del cielo, haya sido cantar ese aria que se quedó para siempre en el tintero… para realizarla juntos.
Sirva este extenso artículo como tributo a Montserrat Caballé, una de las más grandes cantantes de la historia.