Queen y Adam Lambert desembarcaron en Madrid el pasado sábado en un concierto apoteósico, con momentos para la nostalgia, la emoción y rock.
Todos los superlativos se quedan cortos para expresar lo que vivimos el sábado los asistentes al concierto de Queen + Adam Lambert en el WiZink Center de Madrid. La esperada cita conmemoraba el 40 aniversario del mítico disco News if the world, que incluía, entre otras canciones, We Will rock you o We are the Champions.
La iconografía de este disco fue el hilo conductor del concierto. Muchos recordarán el titán de hierro de su portada – de nombre “Frank“, según dijo Adam justo antes de cantar Killer Queen sentado sobre su cabeza -, y quizá lo único que podamos reprochar a la noche del sábado es que no se tocaran más canciones de este álbum a parte de las habituales.
Una queja que se diluye rápidamente en el mar de virtudes que demostró Queen, tras casi 50 años sobre los escenarios.
El concierto empieza con Frank rompiendo y levantando el muro que nos separa del escenario. De pronto, empieza a sonar la batería de Tear It Up. Le siguieron sin pausa Seven Seas of Rhye y Tie your mother down, formando un inicio de concierto que funcionaba como un puñetazo de puro rock. No tengo mejor forma de definirlo.
El sonido de la guitarra de Brian May te golpeaba como si el tiempo no hubiese pasado por él. Como si gritara: “sí, aún estamos aquí”.
“Aún estamos aquí” – La guitarra de Brian May sonaba como si el tiempo no hubiese pasado por él
Un Bycicle Race con paseo en bicicleta incluido dejó paso a un atronador I’m in love with my car, en el que Roger Taylor pudo darlo todo tanto en la batería como en los micrófonos. Con esta canción, el concierto parecía alcanzar un clímax tras el que iba a pararse, pero no: la base de bajo de Another one bites the dust puso a todo el mundo a bailar. El ritmo no paró hasta que un magnífico I want it all dio paso a un momento acústico más tranquilo.
Todas las luces se habían apagado, y un único foco permanecía encendido para iluminar a Brian May. “Sé donde estoy” – dijo con su marcado acento inglés, antes de empezar a rasgar los acordes del Concierto de Aranjuez. Dichas notas se fundieron con Love of my life, en un momento profundamente íntimo. Y fue en medio de esa oscuridad, cuando Freddie apareció junto a May cantando en las pantallas. Este fue el instante más emocionante del concierto, y un homenaje a Freddie difícil de superar.
Tras un reseñable Somebody to love, se dio paso a una sorprendente batalla de baterías en la que Roger Taylor parecía tener 40 años menos. El concierto entró en la recta final con un impresionante Who wants to live forever, al que siguió un hipnótico solo de Brian May. El concierto pareció cerrar por todo lo alto con Bohemian Rhapsody, pero no. Como en tantas otras ocasiones, volvieron para rematar el concierto con We will rock you y We are the champions, el broche de oro a una noche para recordar
Adam Lambert – el cantante ideal para la etapa actual de Queen
No quiero irme sin dedicar unas palabras a Adam Lambert. Su carisma sobre el escenario y su increíble voz le convierten en el cantante ideal para Queen en este momento. Además, hace algo muy inteligente: no intentar imitar a Freddie en ningún aspecto. Consigue darle un matiz propio a todas las canciones y se le ve disfrutar en el escenario, en perfecta sintonía con el resto de la banda.
En resumen, el grupo demuestra que aún le queda mucho que decir. En contra de los más críticos con la encarnación actual de la banda, demuestran que Queen era mucho más que Freddie. May y Taylor aún tienen una energía increíble sobre el escenario, y el tándem con Adam Lambert nos asegura unos cuantos años más de espectáculo, emoción, y sobre todo, mucho Rock.
God save the Queen!