Existen muchas fotos del legendario cantante de Queen, Freddie Mercury, con sus adorables gatos.
Una de las más populares es en la que aparece Tiffany, una enorme gata Himalaya. El amor de Freddie por sus gatos era tan grande que dedicó su álbum “Mr. Bad Guy” a su gato Jerry, quien fuese una de sus primeras mascotas.
Delilah es quizás una de las gatas más reconocidas. Delilah era una gata tabby grande adoptada por Freddie en 1987. Una de las canciones del disco Innuendo de Queen tiene por nombre “Delilah”, dedicada a la gata. La canción habla básicamente de todas las travesuras que puede hacer un gato que siente toda la casa como suya. Solía dormir en su cama o en los cestos de ropa, y siempre era la primera en comer. Además, no dudaba en correr directamente hacia Freddie en busca de protección cuando otros gatos la perseguían para desquitarse algunas de sus travesuras felinas. Bueno, ¡gatos al final!
Goliath era otro de sus queridos gatos: llegó el mismo día que Delilah a casa. Era un gato negro pequeño que tenía una mala costumbre: desaparecer constantemente. Más aún cuando había visitas en casa. Cuentan los allegados de Freddie que Goliath se perdió por un tiempo. Freddie y su equipo comenzaron a buscar por todas partes de manera desesperada. ¿Qué sucedió? Encontraron al gato Goliath dormido profundamente en el lavamanos del baño.
Miko fue otra de sus queridas mascotas felinas: era un gato tabby que recibió ese nombre después de uno de los viajes de Queen a Japón. Romeo fue otro de sus peludos. Romeo era un tabby de rostro blanco que fue encontrado por su pareja Jim Hutton. Era descrito como un gato un tanto peleón. Freddie siempre quiso un gato blanco.
Oscar fue uno de sus gatos, también entre los más queridos. Era un gato anaranjado y blanco, el cual fue un regalo por una de sus parejas. Oscar era un gato solitario y tranquilo, aunque le gustaba visitar otras casas del vecindario. Freddie Mercury vivía en Garden Logde, una hermosa mansión rodeada por jardines y paredes. Freddie tenía hogares en todo el mundo, pero sus gatos vivían en su mansión londinense, donde pasaban la mayor parte del tiempo.
Cada gato tenía su propio traje de Navidad, con juguetes y sorpresas. La mansión era completamente suya para jugar, dormir y estar. Podían salir al jardín durante el día para merodear por los jardines. El amor de Freddie por sus gatos era incondicional: nunca les negaba el acceso a sus habitaciones. Antes de que Freddie Mercury falleciera el 24 de noviembre de 1991, se aseguró que todos sus queridos peludos tuviesen los cuidados necesarios.
Mira los gatos de Freddie Mercury: