Freddie Mercury y Sid Vicious son dos de los iconos máximos no sólo del rock sino de toda la Historia de la música.
Cuando dos genios cuyas personalidades son completamente opuestas convergen en un mismo espacio, sólo puede surgir el caos. Esto ocurrió el día en que el rey indiscutible de la teatralidad escénica (Freddie Mercury) y el hombre que hizo del punk la más grande experiencia con un suicidio (Sid Vicious), se conocieron. No pasó ni una hora tras ese primer encuentro para que terminaran odiándose entre sí.
En 1976, justo en medio de la escena punk, Queen se adentraba en un estudio en Wessex para trabajar en el que sería su sexto álbum de estudio. Para entonces, Freddie Mercury, John Deacon, Brian May y Roger Taylor ya tenían fama mundial; no obstante, aunque parecían ser una banda en asenso al canon del rock, temían por su futuro y estadía en la música. Su pesadilla: el punk.
Un género que comenzaba a robar cámara, prensa y fanáticos. Aquel género de protesta fue liderado por un hombre de cuerpo escuálido, marcas en la cara y mugre debajo de las uñas; Sid Vicious.
Mientras Queen se adentraba en el estudio, que anteriormente había sido una iglesia, en el salón contiguo estaban los Sex Pistols. No obstante, la relación de “la reina” con “las pistolas” no empezó esa soleada y placentera tarde, sino un año antes.
Queen tenía una cita en el programa de televisión Today. Por motivos de agenda y de publicidad, la banda canceló su participación, por lo que la discográfica que manejaba a ambos decidió enviar, en sustitución de la banda de Mercury, a los punks, que para entonces, eran nuevos dentro del negocio musical. Nada bueno resultó de aquella entrevista.
Sin embargo, para Mercury, los Pistols eras muy diferentes a lo que se decía de ellos. El cantante se topó con Johnny Rotten en el lobby de los estudios y lo encontró como un tipo muy relajado.
«[Rotten] Parecía un tipo tranquilo y agradable, relajado mirando la tele. ¿Dé dónde sacaban las historias sobre ellos? Ni siquiera se molestó cuando le pedí que cambiara de canal. No hubo un gruñido hosco, sino un simple encogimiento de hombros. Nosotros íbamos siempre desaliñados, estaba de moda, pero los Pistols eran una suerte de desaliño sociopolítico».
Para Queen fue extraño ver esa nueva cara detrás del bajo. Freddie se acercó a saludar a los chicos, por amabilidad y para ver de que estaban hechos, ya que seguían sintiéndose intimidados por el movimiento de las botas y las crestas.
Tras un par de palabras con la banda, Vicious se acercó a ellos. Mercury, tranquilo e interesado en el grupo le dijo a Sid que fuera con él a escuchar la canción que Queen grababa en ese momento.
Sid accedió haciendo extrañas muecas, muy típicas de él. Una vez en el estudio de Queen, May reprodujo la pista de lo que en ese momento grababan, era “Sheer Heart Attack”. La pieza es un hard rock que bien podría prestarse para la nada prodigiosa voz de Sid Vicious. Mercury y compañía estaban seguros de que su actitud sería la ideal para combinar con la solemnidad que solía emanar Queen. No obstante, todo se salió de control y terminó por ser una pelea irreconciliable.
Al escucharla, Vicious miró fijamente a Mercury y con su boca torcida, los ojos semi perdidos y su actitud irreverente, le dijo a Mercury: «¿Ya conseguiste llevar el ballet a las masas?» En clara alusión a las zapatillas de ballet (o muy parecidas) que solía llevar Freddie por comodidad.
Enseguida, el chico punk se burló de los movimientos “afeminados” en escena del vocal de Queen, a lo que Mercury, notoriamente molesto, pero sereno, le contestó: «¿Tú no te llamabas Stanley Ferocious, o algo así? ¿Es que te estabas arañando en el espejo?» Vicious, molesto, estaba apunto de lanzarse sobre Mercury.
No obstante, éste lo tomó de los hombros y lo sacó del estudio, no sin antes dejarle claro que él no era ningún afeminado y que por supuesto había llevado el ballet a las masas.
No podía pasar menos en el encuentro de estos dos, puesto que —reiterando — ambos eran genios con personalidades completamente diferentes. Sid Vicious nunca tocó una sola nota en el bajo, pero es un referente de la música y hasta del amor.
Mercury tenía un poder de convocatoria y calidad vocal tremenda, imponente y su legado es inigualable. ¿Qué habría pasado si estas dos atormentadas y místicas personalidades hubieran concretado una colaboración? Quizá tendríamos una pieza maestra.
No obstante, Sid murió joven y Mercury concretó canciones con otros grandes, quizá más que Vicious, como David Bowie, Montserrat Caballé o Michael Jackson.