El domingo 24 de noviembre de 1991, el doctor Atkinson estuvo con su paciente desde el mediodía hasta las 18.30 horas. El enfermo, Freddie Mercury, no duraría ni un día más. Soportaba horribles convulsiones. No podía ni hablar. Cerca de las siete de la tarde, mientras le cambiaban de ropa, el propio Freddie, con su último gesto de energía, quiso ponerse los calzoncillos, pero cayó hacia atrás y murió. Dave Clark, testigo del momento, se quedó inmóvil, anestesiado. El que fuera líder del grupo Dave Clark Five recuerda que Freddie seguía con los ojos abiertos y una maravillosa luz radiante en su rostro.
Tres días después se celebraba una corta ceremonia de 20 minutos de duración en el Cementerio Oeste de Londres. El funeral fue oficiado por dos sacerdotes indios de religión parsi, zoroastras. Rezaron en la lengua avasta, que data de 1.500 años antes de nuestra era. Su padre, Bomi, su madre, Jer, y su hermana, Kasmira, estaban cerca de los sacerdotes. Y, por supuesto, cerca del ataúd con una única flor encima, estaba Mary Austin, heredera de la mitad de la fortuna de Freddie, por haber sido su secretaria, su amante y su confidente. Tradicionalmente, los parsis exponen los cadáveres al sol hasta que los buitres los devoran. Para los parsis ingleses existe la liberación de la cremación, a falta de buitres. Elton John, la única estrella fulgurante que estuvo en el funeral, salió corriendo de la ceremonia. Fue de hecho el primero en abandonarla. Todo el mundo lo miraba mal, como alma que lleva el diablo dentro. Había dejado un enorme ramo de rosas, cien flores rosadas, que contrastaban con el enorme ramo de David Bowie de flores amarillas. Pero Bowie no acudió a la ceremonia.
En total, 14 miembros de la familia de Freddie entraron en la pequeña capilla del crematorio del cementerio. El famoso Rolls-Royce negro del cantante llevaba el ataúd. El Rolls se vendió no hace mucho por 74.000 libras; si no hubiese sido de Fredie, su valor de tasación no pasaba de 9.000 libras.
En la capilla se escucharon reproducciones de ‘You’ve got a friend’, cantado por Aretha Franklin y, por supuesto, de ‘Barcelona’, de Freddie y su querida ‘Montsy’, Montserrat Caballé. Se vió a Brian May llevando la urna de las cenizas de Freddie, pero al final fue Mary Autin quien se quedó con ellas. Al fin y al cabo, ella había sido la que había organizado el funeral, era su directa y más importante heredera, según el testamento de Freddie.
¿Que hizo Mary Austin con la cenizas del cantante de Queen? Hasta hoy, nadie sabe donde reposan esas cenizas. Es un misterio. Desde aquel otoño del año 1991 hasta hoy han pasado más de 25 años. Se dijo en un principio que las cenizas las había esparcido Mary por la mansión de Freddie, en Garden Lodge, en Kensington, justo debajo del cerezo del precioso jardín japonés de la casa, valorada en más de cuatro millones de libras esterlinas de aquella época y que fue a parar a Mary. Sin embargo, Jim Hutton, el último amante de Freddie, el que sufrió más que nadie la larga enfermedad del cantante, reconoció poco antes de morir que las cenizas de Freddie jamás las puso Mary debajo del cerezo. Lo hubiera visto o se hubiera enterado. Estaba seguro. Incluso Nick Holford, el marido de Mary en aquella época, ahora divorciado, ha declarado que lo único que sabía a ciencia cierta es que las cenizas no estaban debajo de aquel cerezo. Entonces, ¿que hizo Mary?
A finales de los años 80, Roger Taylor, el batería de Queen, estaba enamorado de Ibiza, España; la afición la había heredado del mánager del grupo y, antes, del promotor Pino Sagliocco. Una de aquellas fastuosas noches de su casa en San José, Roger reveló a un periodista dónde se esparcieron las cenizas y dijo que “por supuesto” estaban por “el lago”. O sea, en Montreux, Suiza, en la zona donde está la estatua de Freddie. Un mágico lugar que se utilizó como portada del álbum póstumo de Frddie con Queen, titulado ‘Made In heaven’. Y punto. No quiso dar más detalles.
Pero, obviamente, Roger Taylor no decía la verdad. Mentar el lago de Montreux era quitarse de en medio a todos los ‘fans’ pesados. Él sabía perfectamente dónde estaban las cenizas, igual que sabía que los zoroastras prohíben tirar las cenizas humanas al agua, ya que conmina a impedir cualquier tipo de polución sobre la naturaleza.
¿Entonces? Nuevas teorías afirman que, en realidad, Freddie está enterrado en la tumba del matrimonio Bulsara (verdadero apellido parsi de Freddie), en el cementerio privado de Brookwood, en Surrey.
Y tú, ¿qué opinas?