Freddie Mercury fue incinerado en el West London Crematorium, en Kensal Green, a las diez de la mañana del miércoles 27 de noviembre de 1991.
“Fue todo perfecto, justo como Freddie lo habría querido”, dice Peter Freestone, asistente de Freddie Mercury, sonriendo.
“Sólo para llevar las flores había cinco coches fúnebres Daimler. Freddie iba en un coche fúnebre Rolls-Royce y cuatro coches detrás. Su ataúd, sencillo, de roble claro, con una única rosa roja encima, fue transportado a hombros al son de You’ve Got a Friend, interpretada por Aretha Franklin. Todos nosotros íbamos detrás. Éramos unos catorce en el lado de los ‘amigos’ y aproximadamente treinta parientes en el lado de la ‘familia’”.
Elton John llegó en su Bentley verde. Brian May asistió con su novia, con la que rompía y se reconciliaba a menudo (y que ahora es su esposa), Anita Dobson. Mary Austin, embarazada de su segundo hijo, Jamie, acudió con Dave Clark. Jim Callaghan, el fiel guardia de seguridad de Queen, estaba de pie y en silencio a la puerta de la capilla, esperando a recibir a los padres de Freddie y acompañarles al interior.
Música
“Cuando el féretro desapareció, pusimos una grabación de «D’amor sull’ali rosee, de Verdi, un aria de Il Trovatore, cantada, por supuesto, por Monserrat Caballé. Ésa era la pieza musical favorita de Freddie. A menudo entraba en el estudio, la ponía, y subía tanto el volumen que se podía oír a los músicos pasando las páginas de sus partituras, e incluso moviendo las sillas. Fue increíblemente conmovedor”, decía Peter, “y yo estaba bastante afectado”.
“Necesitaba estar solo. Mi madre está enterrada en ese crematorio. Recuerdo que fui corriendo hasta el lugar en que están enterradas sus cenizas y le pedí que cuidara de Freddie”.
Los homenajes florales a Freddie cubrían más de mil metros cuadrados a las puertas del crematorio. Por parte de sus padres, dalias y lilas blancas con el mensaje:
“Para nuestro querido hijo Freddie. Siempre te querremos. Mamá y Papá”.
De parte de David Bowie, rosas amarillas. De parte de Elton John, un corazón de capullos de rosa de color rosado con las palabras:
“Gracias por ser mi amigo. Siempre te querré”.
Coronas con emotivos mensajes
El homenaje de Boy George decía simplemente: “Querido Freddie, te quiero”. La corona de Mary Austin era una almohada de rosas de color amarillo y blanco, con la frase: “Para mi queridísimo, con mi amor más profundo, de parte de tu Vieja Fiel”. Una corona del pequeño hijo de Mary decía: “Para el tío Freddie con amor de parte de tu Ricky”. La corona de Roger Taylor llevaba una emocionante despedida: “Adiós, viejo amigo, ¡por fin tendrás paz!”.
Posteriormente, todas las flores se donaron a los hospitales de Londres. De regreso en la casa, y al sentir que no podía soportar la multitud que había en su interior, Jim Hutton se puso a deambular solo por el jardín.
“Yo había perdido a mi padre unos años antes”, me dijo, “pero no estaba en Irlanda cuando ocurrió. De modo que podría decirse que Freddie fue la persona más cercana a mí que se ha muerto. Fue un golpe muy duro”.
| Extracto del libro “Freddie Mercury – La biografía definitiva”.