Desde que Freddie supo que dio positivo al análisis del VIH, mutó sus hábitos y vivió relajadamente entre su residencia en Montreux y su mansión Garden Lodge en el exquisito barrio de Kensington, Londres. Casas que, como en ciertas películas, reflejaban un personaje más de la trama. Esa temporada ha querido reescribirse y no incluir a algunas personas, como Barbara Valentin, la antigua diva del director Fassbinder, el ex novio, contratado de cocinero Joe Fanelli, o su chófer Terry Giddings.
La biógrafa Lesley Jones aclara esos puntos oscuros. “Hicieron lo mismo con Jim Hutton. Vivían juntos como un matrimonio. Queen, especialmente su mánager Jim Beach, pasaban por una situación extraña. Intentaron maquillar la vida de Freddie, erradicar a Barbara Valentin y Jim Hutton de su vida. Creaban la ilusión de que Mary Austin era la viuda apenada. Pero la vida de Freddie era mucho más compleja que eso. No puedes eliminar parte de la historia. Barbara y Freddie compraron un piso en Munich, estuvieron muy enamorados. Es cierto que Freddie tenía relaciones con otros hombres en Munich y Londres. Jim Beach desea fingir que no pasó. A Barbara la llamó alguien el día del funeral, para que no asistiera. Mary era la ‘viuda’, no aceptaban preguntas incómodas. ‘Somebody To Love’ es una canción muy biográfica, nunca encontró el verdadero amor”. Al menos Roger Taylor envía una lanza a favor de Jim Hutton: “un buen hombre”.
Una de las visitantes, Jacky Gunn, cuenta que, “solía ver a Freddie constantemente. La última vez dos meses antes de morir. Solía ir en bici a la oficina. Como Freddie se sentía débil, si había papeles, contratos, lo que fuera importante para firmar, iba con la bici a su casa y se lo llevaba. Me sentaba con él un rato, los firmaba y hablábamos. Nadie, excepto la ‘familia Queen’ habló de su enfermedad”.
Y nadie mejor que Peter Freestone, asistente personal de Freddie, para hablar: “Sabía que era un trabajo, cada mes ingresaban dinero en mi cuenta, pero Freddie era el más generoso, amable y leal amigo que cualquiera desearía tener como jefe. Siempre mostró lealtad a sus amigos de verdad. En el caso de Barbara Valentin, durmieron juntos y yo no estuve presente. Creo que su relación era más de amigos íntimos que amantes. Es una suposición. Mary Austin, aunque rompieran su relación sentimental en los setenta, fue su mejor amiga hasta el final”.
En internet se han filtrado vídeos de las pacíficas noches en que Peter Straker, Moran y Freddie improvisaban al piano clásicos, o el círculo íntimo de Freddie se relajaban cenando. ¿No hay nada sagrado? La respuesta, desafortunadamente, es no, no queda nada sagrado.