La canción de Queen que fue creada en una noche de fiesta y drogas

«Los 80, hombre, podías hacer lo que quisieras», dice Bruce Willis como un breve chiste durante una entrevista improvisada con Zach Galifianakis. Aunque es un juego, un brillo de melancolía se asoma en los ojos y voz del reconocido actor. Y es que no es una frase cualquiera, es una línea que se ha repetido en años recientes de boca de los nombres que brillaban en las películas, la música y la televisión de esa década perdida para muchos.

Las drogas corrían por todas las calles, el sexo dominaba la escena y, si eras parte del rock n’ roll tenías todo el paquete. Fama, fortuna, placeres y convivir con otros de los grandes nombres que hicieron las canciones que aún cantamos en estadios. Era el lugar perfecto para crear, al menos si eras de aquellos que podían controlar su consumo de drogas y balancearlo con una insólita creatividad, tal como ese hombre que definió su época con ese estilo de vida que nunca estuvo carente de glamour: David Bowie. Ahora imaginemos lo que resultaría al mezclarlo con Queen… Aquello sólo daría paso a una de las historias más llenas de sonidos legendarios, abuso de sustancia y genialidad artística.

“Under Pressure”, una de las canciones más reconocidas de Queen y Bowie tiene un trasfondo confuso y hasta místico, que es complejo tratar de explicarlo. Existen diversas versiones, pero es la versión de Mark Blake, uno de los biógrafos de Freddie Mercury, la que hace que todas las demás cobren sentido. Según el autor, una noche de Julio de 1981, David Bowie estaba viviendo en Suiza cuando se enteró que la banda de rock de estadio se encontraba grabando una sesión en ese mismo país. Brian May, quien relató su versión en años más recientes, mencionó que el músico había sido invitado para trabajar en una canción del álbum Hot Space, “Cool Cat”, pero después de intentarlo durante un tiempo, decidieron abandonar ese track y pasar un rato de diversión.

La leyenda cuenta que una vez que comenzaron a pasarla bien, todos comenzaron a beber demasiado vino y a consumir cocaína, la sustancia favorita de Bowie en ese entonces. A partir de aquel momento la historia cambiaría. Brian May cuenta que todo comenzó con experimentos e improvisaciones (las cuales se escuchan en el track) y aunque él dice que la famosa línea de bajo la inventó John Deacon, el bajista de Queen, pero el músico dijo que el responsable fue Bowie y que, una vez que eso llegó a la canción, toda la banda comenzó a explorar posibilidades para crear algo más grande.

«David dijo algo así como “Debemos trabajar por intuición. Algo sucederá”. Y tenía razón. Sucedió. Añadí algo de guitarra sobre el riff de John (Más tarde David fue inflexible al decir que debía tocarse en una escala de 12 cuerdas, así que volví sobre ello y lo corregí). A continuación todos aportamos ideas para lo que sería el acompañamiento musical. La pista tenía algo que sonaba como un verso, seguida de un fragmento tranquilo ideado para un posterior clímax. Encajé mi riff ahí. Recuerdo que dije: “¡Genial, suena como The Who!”. En ese momento David frunció el ceño y dijo: “¡No sonará como The Who, de momento hemos terminado!”».

Aunque May ni Deacon mencionan las drogas y el caos de esa noche, se dice que la banda pasó toda la tarde y la noche trabajando en lo que habían llamado “People on streets”, ya que era la frase principal que habían inventado juntos. Asimismo, se dice que tanto Mercury como Bowie peleaban con las vocalizaciones y la banda ha mencionado que, a pesar de sentirse ofendidos cuando vieron al intérprete de “Space Oddity” apropiarse de la música, decidieron darle el poder para terminar la canción. De esa forma, Bowie escribió la letra posterior a esa noche, la grabó, y el resto fue historia.

«Cuando llegó la hora de mezclar la canción, yo, (que solía ser el último en abandonar el estudio por la noche), y los demás, decidimos irnos sin terminarla. Éramos demasiados y alguien debía irse. Sin embargo, Roger permaneció allí. Como era un gran fan de Bowie, se aseguró de que la canción quedase terminada, aunque sin mucho ahínco. De hecho, no se llegó a mezclar hasta unas semanas más tarde en Nueva York. Esa es otra historia, pero como no estaba allí, todo lo que sé es que Freddie y David tenían diferentes puntos de vista sobre cómo debía hacerse la mezcla, y… ¡el ingeniero de sonido no conocía muy bien el funcionamiento del estudio! Así que se terminó por puro compromiso… una mezcla corriente y rápida. Así quedó la canción finalmente en el álbum, fue single, y llegó a ser un éxito a nivel mundial».

Tal como cuenta May, después del suceso, la mayoría dejó la mezcla y se hicieron arreglos en las siguientes semanas. Ni Bowie ni Mercury se ponían de acuerdo en cómo querían que sonara la canción y aunque la versión que fue liberada en el álbum no era del gusto completo de ninguno de los involucrados, terminó siendo la canción más reconocida de ese álbum, un himno y una de las melodías que demuestran las insólitas voces que poseían ambos vocalistas. La poesía de Bowie mezclada con el rock siempre cambiante de Queen, sumado a la noche de excesos y extrema actividad, dieron como resultado un clásico inolvidable.

En nuestras mentes se encuentra una imagen del epítome del rock. Freddie Mercury y David Bowie en un estudio rodeado de músicos con decenas de botellas de vino y líneas blancas sobre el piano. Egos discutiendo sobre la visión perfecta de una obra maestra que culminó en la creación casi accidental de un clásico. Sólo se necesitaron siete movimientos de cuerda en un bajo común, las voces de dos leyendas y el talento de sus acompañantes, quienes en el éxtasis, confiaron su alma y trabajo a esos dos hombres que ya no están ahora, pero que siempre serán recordados como íconos de una era que nunca volverá.

Fuente: CulturaColectiva