Este artículo intenta repasar su carrera musical y extraer alguna conclusión.
Ante todo, y como nos gusta recordar, este tipo de escritos son muy subjetivos. Afortunadamente, una de las finalidades de la música es producir alguna sensación en el oyente. Por tanto, no hay baremos objetivos para definir cómo ha sido la carrera de un artista o grupo musical.
Lo que intentamos ahora es situar a Roger Taylor en la historia del rock. No es tarea fácil intentar resumir más de 40 años como músico, pero intentaremos concluir con algún argumento interesante.
Empezaremos con sus puntos menos favorables -siempre teniendo en cuenta su envidiable carrera artística-. A simple vista, (y con todos los respetos), como compositor, no es un gran músico. Tanto en su carrera con Queen (¡15 discos con Freddie, Brian y John más uno con Paul Rodgers y Brian May!) como con The Cross (3 trabajos de estudio) y su carrera en solitario (5 discos más), se puede deducir que su nivel compositivo, aparentemente, no es de un gran nivel, aunque repetimos, lo decimos con todos los respectos que se merece el bueno de Roger.
Pero no olvidemos que al lado de las composiciones de Mercury y May, todo puede sonar un poco “pobre”. De todo esto, también se puede sacar una conclusión muy positiva: al rubio baterista no le hace falta hacer discos. La vida ya la tiene solucionada. Si decide entrar en un estudio de grabación, siempre tiene las de perder, ya que el nivel que ha demostrado durante toda su carrera es altísimo. Por tanto, es muy meritorio que siga grabando, independientemente del resultado.
También, no nos podemos olvidar, hubo momentos en Queen que su sonido baterístico fue sustituido por samplers y sonidos pregrabados. “Hot Space”, “A Kind Of Magic” y “The Miracle” presentan ritmos electrónicos. Eso “lastra” en cierta medida su trayectoria como baterista, pero por encima de todo, estaba la “marca” Queen, decisión que se entiende desde nuestra perspectiva. Lejos quedaban aquellos años (73-75) donde Roger Taylor tenía una presencia muy fuerte en el sonido Queen… y cómo no, “Live Killers” es una gran muestra de su aportación profesional.
Pero estamos escribiendo sobre un grande. No tenemos que olvidar que como corista ha sido una de las voces principales del rock en los ’70 y ’80 del pasado siglo. Además, con el paso de los años, sigue siendo una auténtica referencia. “Live At The Cyberbarn” fue todo un logro en su momento (retransmitido por internet, llegó a 500.000 internautas).
“Radio Ga Ga”, “These Are The Days Of Our Lives”, ”I’m In Love With My Car”, “Sheer Heart Attack”, “The Loser In The End”… llevan su sello distintivo. Y cómo no, formó parte -y sigue haciéndolo- de una banda que ha vendido más de 300 millones de discos en todo el mundo.
Con los parches de su batería bañados de agua, con el “gong” detrás para acabar sus solos, montándole la batería en plena exhibición… o incluso tocando la guitarra y cantando con The Cross, Roger tiene un sitio muy privilegiado en el mundo del rock.
Concluiremos afirmando que Roger no es una estrella por sí mismo, realmente porque no le ha hecho falta, pero sí una leyenda. Ni es Cozy Powell, ni Billy Ward, ni Ian Paice… ni falta que le hace. Es un gran complemento para que el resto brille. Como un Pau Gasol o Byron Scott en los Angeles Lakers, como un Dannie Ainge en los Boston Celtics, como un gran actor de reparto que fortalece al que se va a llevar el Oscar. Roger Taylor, sin querer ser una estrella al lado de Freddie o Brian, supo encaminar su legado hacia lo más alto.
Queen ingresó en 2001 en el Hall of Fame del Rock, que se escribe pronto. Bonham, Keith Moon, Ginger Baker, Carmine Appice y un largo etcétera destacaron por su manera de interpretar la música, pero ninguno, absolutamente ninguno de ellos, llegó a vender 300 millones de discos tocando la batería y cantando al mismo tiempo. Un lujo al alcance, solamente, de las leyendas.